Estaba por el suelo, sin ánimos; evitaba pensar y sentir, no le interesaba avanzar. Seguía la senda de quienes le precedían, seguía las costumbres ya asumidas, seguía el rumbo más suave, sin confrontaciones, sin buscar ni eludir posibles encuentros, manteniéndolos inconexos en su mente; seguía como autómata, sin pensar ni sentir ni desear, solo seguía.
Evitar sentir, evitar pensar, puede ser peligroso; así oía a su propia voz en destellos de lucidez: Cada paso que se da puede ser errado, y con mucha frecuencia lo será, haciéndose necesario volver atrás para corregir, o al menos para intentar corregir, pues dicha corrección puede fracasar al hacerse, de nuevo, al azar: sin pensar ni sentir. Así se irán probando alternativas, sin orden ni método: algunas se llegarán a probar varias veces y otras ni se considerarán. El ir y venir será absurdo, errático, infecundo.
De esa misma forma, al azar, de repente te puedes topar con algo maravilloso pero también con cosas grotescas, siendo lo grotesco más probable al crecer incluso de la más leve y vana intención mientras que solo el vivo deseo forma lo maravilloso: Es más fácil errar un tiro al blanco que acertarlo. Es más fácil tropezarse con una persona rabiosa que te increpa porque busca cambiar el orden establecido (o quizás acabar con él) que encontrarse y charlar con alguien con quien simpatices y que solo quiera entender mejor su entorno, intuyendo y razonando; o que quiera que te relajes y aceptes la vida y la sociedad tal como es. Siendo más difícil aún dar con alguien que simplemente acepta lo establecido por considerarlo como natural, sin siquiera importarle lo que opinen los demás. Será inevitable encontrarse con cada cual con una frecuencia proporcional a sus respectivos deseos toparse contigo, o con cualquier persona en general.
Así, lo más recurrente será que te tropieces con personas que quieran cambiar el orden establecido, con personas rabiosas pero vacías; ellas serán quienes den más argumentos, no para intentar explicar un punto ni siquiera para convencer sino para desahogar sus frustraciones, para demostrar que pueden imponer un dogma a seguir, así no sea el propio, así no tengan uno.
En algún momento, esos y otros encuentros se darán y, aunque tal vez no logres entender nada, te harán tener instantes de reflexión, que se repetirán cada vez más, llevándote a imaginarte legando tu experiencia, diciendo: Nada depende de ti, todo es aleatorio, pues el resultado de cualquier decisión puede ser alterado por el azar. Si le llegas a dar (o cuando termines dándole) importancia a lo que pasa en tu entorno no será por convencimiento, sino por puro cansancio, por lo repetitivo de las situaciones que fueron marcando tu senda, por la falta de voluntad para ir en contra. Cederás, con suavidad, a la rutina de sentir, de pensar; empezarás a querer entender un poco más, empezarás a razonar y a intuir y a ver pros y contras al azar, tal vez sin siquiera darte cuenta, tal vez solo sintiendo una leve incomodidad.
Cada mañana harás un trazo cualquiera en un lienzo, casi sin ver, como por no dejar de cumplir esa viaja tradición de la que por casualidad eres parte, y tu imagen poco a poco dejará de verse grisácea.
ImagenDrp es un hiperrelato, es una historia compuesta por un conjunto de relatos entrelazados que narran las distintas etapas del desarrollo espiritual de su(s) protagonista(s) y sus recurrencias.
Dichos relatos se interconectan entre sí por medio de los enlaces presentes en cada texto y se pueden consultar en la recopilación ImagenDrp
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