Y vuelo, de aquí hasta allá, sin más alas que una idea.
Derrapo, de nube en nube, esquivando voy, a los transeúntes del cielo. Me detengo de golpe, miro la estela de un alma vacía recorrer el horizonte; alcanzo sólo a desearle suerte y continuo navegando.
Confabulo con Dios una treta para el Diablo: «Congelar el infierno» –le digo- No –me responde- eso le encantaría.
Y discuto con los Ángeles «Qué la religión no es más que una estafa» –Les reclamo- «Qué te den por culo» –Me grita Gabriel-.
Paseando sigo, ahora más cerca del espacio, y cuento las estrellas, Jesús me pregunta: "¿Cuántas contaste?, "Ni idea, después del infinito se me fue la cuenta".
Avanzando voy, y me detengo al amanecer, cierro los ojos y respiro. Sé que viviré otra vez.
Nosotros vivimos el cielo en la tierra ¿Cierto, Idealistas?