En Colombia existen casi cinco millones de personas queriendo probar un poco del veneno socialista. En Venezuela hay como unos tres millones aproximadamente que aman vivir en miseria. Sé que en Chile y en Argentina también existe una masa de pendejos queriendo morir de hambre lentamente.
Entiendo que no todos se esfuerzan en leer al menos un resumen sobre historia universal, teoría política, economía, arte, filosofía...; comprendo, además, que no todas las personas buscan la trascendencia humana y que solamente quieren vivir como reyes sin importar lo que deban hacer para lograr su impío fin. Asimismo, están aquellos que se conforman y se adaptan a vivir como se tenga que vivir, sin mover un solo dedo por cambiar su realidad.
No es que quiera que todos piensen igual porque sé que eso es imposible, pero lo que sí quiero y sí es posible, es que, siquiera, intentemos avanzar y dejemos atrás, de una vez por todas, viejas costumbres que nos tienen atados llevándonos a cometer siempre los mismo errores y nos mantienen estancados como peces en de lago.