Veo el día, no es el mismo de ayer pero se siente igual.
Saco la cámara, rompiendo la rutina
Me propongo hacer algo diferente, no único, pero si diferente del día a día.
Porque no todo los días tenemos que ir por un mismo camino, algo hay que cambiar, mirar mas allá de donde estamos anclados.
Ella me mira, al ver la cámara en mis manos sabe que algo cambio, sus pensamientos cambian, los míos también.
Tan solo el hecho de a ver introducido la cámara a la mesa, a la rutina, a la cocina y al café de la mañana, transforma la atmósfera.
Le digo que actué natural, pero ya no es la misma, su mente sabe que la cámara esta hay, que algo esta fuera de lo común, igual me siento yo, tratando de ver la vida desde otro punto de vista.
Seguimos, nos sentamos a jugar con las miradas. Nos sentamos a disfrutar de algo extraño, de algo que transformo todo nuestro ser.
Tomamos de la tasa, nos miramos, y se siente bien estar alumbrados con el sol de la mañana, dejando las preocupaciones muy lejos de los nuevos pensamientos, de las risas espontaneas que salen sin querer y nos alegran el día.
El objeto, la cámara, no es lo que nos cambia la mañana. Es la disposición de hacer algo diferente, de ver la vida desde otro punto de vista, de alegrarnos con simples cosas, detalles y momentos. Si, en vez de la cámara hubiera elegido, unas cartas, un juego de mesa, salir a caminar, el resultado hubiera sido el mismo. Cambiar los pensamientos rutinarios nos hace feliz.
alma de lobo