Buenas tardes amigos de Steemit, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Había una vez una familia cuya situación no estaba en las mejores condiciones; la cabeza de la familia, el padre Vladimir, un hombre con una actitud muy fuerte , era grosero y muy violento , debido a que era un alcohólico (borracho empedernido), Josefina la madre era la víctima que aguantaba los gritos y reclamos de su esposo, y puede que haya recibido una que otro maltrato de él.
Este matrimonio con muchas dificultades, tenia dos hijas adolescentes, dos polos opuestos totalmente; su hija mayor Beatriz, la cual sufría de baja autoestima y era muy asocial, en cambio Nazareth la menor , era una chica muy rebelde que tenia doble personalidad; frente a sus padres era lo que uno llama la hija santa digna (la que no quiebra un plato), pero, a espaldas de sus padres ella era lo contrario (la que quiebra la vajilla completa).
Un día la madre quiso hacer una cena familiar; algo que no era muy común ya que esta era muy distante. Finalmente, a eso de las ocho en punto, la cena ya estaba lista y Beatriz y Nazareth ya estaban sentadas en la mesa con su madre. El ambiente era tedioso e incomodo, ya que no era habitual el cenar juntos.
La hija menor Nazareth estaba muy impaciente porque quería salir con sus amigos, pero antes debía esperar a su padre. Esta tomó la decisión de irse y no esperar más al señor. Al salir, se dio cuenta de que su padre estaba ahí, justo en la entrada de su casa, estaba en un estado de ebriedad inmenso. El padre pone cara de preguntarle ¿Adónde vas? Ella enseguida se dio cuenta y le respondió rápidamente " Saldré con mis amigos, me canse de esperar por ti", a lo que el padre le responde diciéndole " A mí no me hables de esa manera, soy tu padre y no te he dado el derecho de hablarme así" al terminar de hablar, el padre le proporciona una gran bofetada haciendo que la cara de la chica diera vuelta hacia un lado de manera brusca. Ella sorprendida y llena de ira e impotencia se marcha dejando a su familia en la casa.
Vladimir, molesto, entra en la casa y se lanza en el sofá de la sala, la madre indignada le invita a cenar a pesar de lo sucedido con Nazareth, a lo que luego, el padre irritado de sus órdenes comienza a gritarle a su madre (incoherencias) debido al alcohol. Josefina reacciona ante los alzamientos de Vladimir e inicia una pelea, los puños de ambos adultos resuenan por cada rincón de la casa, causando que Beatriz llevara ambas manos a la cabeza, quejándose en silencio y tirando maldiciones al aire, sin poder hacer nada.
Transcurridos 10 minutos después del enfrentamiento, ambos adultos durmieron en diferentes cuartos, y después, la primogénita de aquel matrimonio saco un lápiz y una hoja de un rincón de la casa, empezando a escribir ciertas cosas desde lo más profundo de su corazón. Por lo tanto, en ese momento se sentía más insignificante que cualquier adolecentes en el mundo, en especial en esa familia.
Al siguiente día se presento otra situación no muy agradable, la hija menor, más caprichosa que otros días fue a la sala y llamó a la madre, quien estaba en la mesa al borde del llanto pensando en la situación económica de la familia. Esta se acercó a la madre y de la nada le soltó insultos similares a los del padre, quejándose excesivamente de los pocos ingresos que generaba , siendo ella el único adulto que trabajaba. No tenía lo que ella deseaba en esa época; ni lujos, ni carro, ropa, nada. Al punto de amanezar a su madre con irse de la casa si no cumplian sus deseos.
La madre se limitó a fingir que no escuchaba las hirientes palabras de su hija, pero, en el fondo estaba muy triste toda esa basura que soltaba. Sentía unas enormes ganas de golpear esa maquillada cara de su retoño, para aguantarse cerro ambos puños casi clavando las unas a su delicada piel. Beatriz, de forma sorprendente se adentro en la habitación y sin llamar la atención de las mujeres, trato de detener la discusión y tomó a su hermana por los hombros, la alejo de la madre, pero, Josefina llena de rabia, le dice a Beatriz: !fuera de aquí, este no es tu problema¡, con un tono fuerte y autoritario, que incluso hizo a la pálida chica dar un paso hacia atrás, abrazándose así misma al sentirse tan intimidada.
Sin poder hacer nada más, la alta muchacha cuya apariencia y estabilidad iba en decadencia se encamino a pasos lentos a su cuarto. Madre e hija, sin dejar de mantener fija la mirada llena de odio una hacia la otra, quedaron así un buen rato, hasta que Nazareth volteó los ojos, y con la mano, hizo una seña para que su madre le diese el dinero que necesitaba.
Josefina avergonzada por tener dinero, reviso los bolsillos de su viejo pantalón y sin sacar nada, negó con la cabeza. Nazareth respondió a eso asistiendo sarcásticamente, y sin más, le brindo una dulce despedida a su madre, volteándose a paso firme y saliendo de su recinto como si de una pasarela se tratase, para, por milésima vez, buscar que hacer en la calle, de hombre en hombre.
La madre de la familia empezó a entrar en pánico, pensando en que podía hacer para calmar un poco el comportamiento de su hija, por más que fuese así, la amaban, y no querían que le pasara lo mismo que a ella en la adolecencia, un embarazo antes de terminar sus estudios. Antes estos pensamientos, sin tener en cuenta nada más, se dirigió al cuarto de ambas niñas, el cual Beatriz se dispuso a ordenar, como siempre hacia con ese, y otros cuartos de la pequeña casa, y después, Josefina le señalo la dirección de la sala a su hija, diciendo con sequedad "ve a lustrar, limpiar las botellas y vasos de tu padre", la menor asistio y fue casi corriendo, era una niña muy obediente y trabajadora, pero, más que todo, inteligente.
Pasó un rato y la señora ya tenia todo un plan armado. Vendería todos los dibujos de su hija por internet y así obtendría el dinero de Nazareth. Celebró antes lo bien que se veía y fue hacia la sala, escondió aquellas maravillosas obras de arte en una caja y se puso manos a la obra, buscando y buscando con su viejo teléfono, personas en su contactos que podrían estar interesadas. Grita de la emoción al recibir respuestas positivas y salio de su hogar para llevar los dibujos vendidos.
Lo que Josefina no notó fue que Beatriz, desde la cocina, pudo ver todo lo que hacia, la joven no se quejo, respiro profundo y revisó la mesa en la cual yacía su carta, y no, no había sido vista por nadie aún ¿tan invisible soy?, ¿jamás sería tratada como se lo merecía?, sorbiendo la nariz, salio de sus pensamientos al oír la puerta abrirse, para su mala suerte, era Vladimir quien anunciaba su llegada de un portazo, dio un gran trago a la botella en su mano derecha, a la cual cargaba como si se tratase de un recién nacido y amenazando con golpear a Beatriz, hizo que ella terminase en su cuarto, encerrada. Siempre se las ingeniaba para conseguir algo de comida, si no fuese por eso ya estaría más flaca, aún más. Sin esperar, empezó a comer lo poco que tenia, y luego, dejando un poco para el día siguiente, fue a dormir.
Al día siguiente ya con casi todo en la casa y siendo entre las cinco o seis de la tarde Josefina finalmente llegó, con una gran sonrisa adornando sus labios. Llamo a todos golpeando la pared, como siempre lo hacía, y se reunieron todos en la sala de la casa. De los morrales que había en sus manos, le dio uno a Nazareth, quien brinco de emoción al ver la ropa, accesorios y demás cosas en este y luego corrió a su cuarto sin dar ni las gracias. Ante esto, Beatriz negó con la cabeza, decepcionada, sin sorprenderse al ver que su padre hizo pero esta vez abrazando la bolsa.
Supo que todos los dibujos habían sido vendidos con éxito y sonrío, al menos pudo ayudar a su familia con algo de ella. La madre se fue y dejó sus pastillas para el dolor de cabeza, nuevas, al igual que un " ya me lo esperaba" de parte de la chica al ver que no había nada para ella.
Al pasar los días la madre se había quedado sin nada de dinero y la despidieron del trabajo. La comida era menos, y lo poco que conseguían era negado a Beatriz, con la escusa de " ya eres grande, puedes buscar empleo y comida tu misma " pero cada vez el hambre la hacia alucinar más y más, los maltratos hacia ella se hicieron constantes debido a que eran de quien básicamente, dependían.
Ella hacía lo posible, para el dolor físico y mental, el ser remplazada en todos lados, el estar en constante alucinación por su inestable salud... todo era como un hueco sin fondo, hasta que una noche, luego de más maltrato al no haber cena, ni ninguna comida, hizo lo que creyó necesario, y de una vez, tomo las pastillas que aun no habían sido abiertas y de una en una las fue tomando, aliviando poco a poco el dolor que sentía, su vista se fue nublando y sus latidos comenzaron hacer más lentos, al punto de parar en su totalidad. Ya no seria un estorbo para nadie, al fin estaba en paz.
Pasadas unas horas la madre, en busca de las pastillas, se topo con una carta. Se extraño pero se tomo el tiempo de leerla con detenimiento; " por favor, hablemos, seamos la misma bonita familia de antes, solo eso pido ". Respiro profundo y apretó la carta contra su pecho. Se acerco a Nazareth y Vladimir y les leyó la carta y estos en tres años por primera vez se preocupaban por lo que ocasionaron y quisieron arreglar. Nazareth sin esperar que su mamá dijera algo, fue directo al cuarto de su hermana y al abrir la puerta se topo con una oscuridad y frialdad en el ambiente, entro y tropezó con el frágil y ya frío cuerpo de su hermana, rápidamente encendió la luz.
Cayo de rodillas al suelo, sentía un enorme nudo en su garganta, de tal manera que le era dificultoso respirar, sus padres llegaron detrás de ella y quedaron horrorizados, sus caras se volvieron pálidas, su madre y su padre veían a la pequeña flor que una vez adornaba su jardín ya marchita, su tez se volvió blanca grisácea, sus labios estaban blancos, ya sus mejillas no tenían color y así vieron como se iba la vida de aquel pequeño retoño que un día sembraron con amor, su padre sintió que las piernas le temblaban y se dio cuenta de lo que hizo en el pasado y lo que no pudo arreglar, su madre sintió que algo se desprendía de su corazón de una manera brusca y ambos se miraron despertando del desastre en el que vivían se dieron cuenta de que todo se había perdido.
fuente.