Hace unos cuantos años ya, nació la queja en persona, la mujer que decidió darle inicio a la campaña "ser mujer no es fácil" (eso era lo que ella creía). Elena Leal había nacida en Apure, Estado occidental, de un país llamado Venezuela, junto a su madre, debido a que era hija única, y su padre las había abandonado, mucho antes de Elena nacer. Siempre vivió quejándose de todo, nunca se conformaba con nada, mucho menos con ser mujer. Tuvo que lidiar con todo tipo e necesidades con su madre, quien falleció cuando Elena tenia 20 años de edad.
Desde entonces, Elena se vio más marcada y pensó con más base "que la vida la tiene en contra mía". Ella siguió adelante y todos los días al levantarse sólo pensaba en lo fracasada que era su vida y lo frustrante que era ser mujer. Logró graduarse y conseguir un título universitario a duras penas y como la auyama, arrastra pero floreando. Cumplió sus treintas años y aún no tenia un esposo pues decía:
"Los hombres son como los animales, especialmente los gatos, te pasan la cola cuando tienen hambre para que le des comida, luego que les dan, avanzan de casa en casa, haciendo lo mismo y tienen un dicho, prometer y prometer hasta comer, después de haber comido, olvidado lo prometido".
Así mismo, se repetía cada vez que podía. Recordaba el abandono de su padre y mantenía presente el sufrimiento de su madre. Elena vivía en una eterna discusión interna de ¿cómo ser feliz?, sin morir en el intento, según ella:
"vivir en los zapatos de una mujer es lo peor que puede existir, somos la sensibilidad hecha carne, es ver a un trozo de gelatina, lavando, planchando, trabajando, sirviendo, ¡Que horror!"
Ella mantuvo sus pensamiento muy firmes y así transcurrieron diez años más, de quejas, trabajos, aburrimiento, agonía y depresión. Un día desgraciado como cualquier otro (para ella), se levantó y dijo: ¿hasta cuando?, ¿hoy que fecha es?, ¡día de menstruación! ¿por qué tuve que ser mujer? ¿por qué tuve que existir?...
Y así continuaba, cuando de repente se le ocurrió una idea, "debería escribir una historia de tanto fracaso junto, la desgracia echa persona..." y así como lo dijo fue.
Al día siguiente Elena empezó a realizar lo que el día anterior había hecho. Tomó lápiz y papel, recorriendo cada espacio de su casa, parloteaba para ella misma y tomaba nota ¿de verdad esa idea funcionaría?.
Parloteaba:
Despertarse y en vez de quedarnos pensando en: a que centro comercial iremos, vemos el reloj pensando, "ya es muy tarde"; y tarde de llegar al trabajo, para luego escuchar a tu jefe idiota, de que solo le caes mal, por solo no unir el trabajo con lo otro, jummmm. Ir al baño y no conforme con que esta recién lavado, el agua esta helada, no da tiempo de tomar un buen café fuerte y dulce. Y para rematar, has manchado tus sábanas ¡bandera de Japón a la vista! uff, desmanchar la ropa, no imagino a esas esposas con sus maridos, la comida hecha a la hora, los niños ¡NOOOOO!. En mi vida, duro más tiempo esperando un bus que en el trabajo.
Aguantar un dolor mestrual es un infierno, al igual que estar recién bañada y sentir jabón ¡asqueroso y despreciable!, aún así a nadie le interesa. Estoy segura que para los ojos de los hombres esto no es más que un simple drama, pero no. ES muy en serio, antes solo se utilizaban las tardes para la costura. ¡Que ilógico!, porqué ahora las mujeres tenemos que actuar como tres hombres juntos. Todas una súper mujeres, y sí, soy una cuarentona, pero por lo menos no tengo un dolor de cabeza a parte de mi jefe, claro otra cosa es cuando nos arreglamos, es increíble como debemos tener cremas y todo tipo de tratamientos para todo. Además, somos nosotras las que debemos tomar las pastillas antibebés, sí, antibebés y son ellos vagabundos.
Es traumante elegir ropa. Algo que te guste, te sirva y esté acorde contigo. Ir al baño público y tener que hacer nuestras necesidades de pié ¡frustrante!, ir a una fiesta y querer dejar el alma bailando y no poder, los tacones son nuestro archienemigos. Es horrible ser mujer y no pensar si quiera morir en el intento. Los hombres esperan una rosa, pues no, también tenemos necesidades y quejas. Nos gustan una buena comida como hamburguesas, y aunque haya idiotas que se ofendan por un buen perro caliente y las calorias, muy en el fondo esas mamitas se mueren por uno.
Pasaría una vida contando las frustraciones de ser mujer, aun así, debo ser puntual. Así, continuaba parloteando, y sin medir tiempo, se hizo de noche, y entre queja y queja, caminaba por su casa y tropezó, se pego tan fuerte que murió. Y así fue como Elena Leal murió en el intento e ser mujer.
Eso... en el sueño de ella. Despertó agitada, pensando en las posibilidades de cambiar su modo de vivir, Elena Leal tendría una nueva oportunidad y no la podría desapovechar.
Fuente.
https://lamenteesmaravillosa.com/abrazar-el-fracaso/
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Muchas gracias por buenos comentarios, me alegra que le haya gustado.
La queja, me estoy quejando de la queja porque es muy feo ser quejumbroso. je, je. Buena historia, con contenido original como si te la dictara la misma Elena. Me gustó.
Gracias Profe. Eso me lo contó una estudiante muy querida y le hice esa historia para que realizara una lectura dramatizada. Hace cuatro años.
A seguir escribiendo que ahora es que esto se pone bueno.
Muy buen post amigo@ fervenegas1130, muchas mujeres se comportan a veces como Elena, olvidando que existe un Dios con el cual debemos estar agradecidos todos los días de nuestra vida, pues el es quien nos mantiene de pie y en la lucha diaria de la vida,superando obstáculos trabajando,viviendo,compartiendo y saliendo siempre adelante.