En una pequeña ciudad llamada esperanza, habitaba una familia constituida por cuatro personas, conformada por Mamá Angélica, Papá Gustavo y sus dos hijos, el menor de nueve años llamado Alberto y el mayor de doce llamado Carlos, el cual apodaban Junior por cariño, buenos hermanos, buenos estudiantes, buenos deportistas, siendo su deporte favorito el fútbol el cual practicaban desde temprana edad, cuando ingresaron a la escuela de la misma comunidad, inmediatamente formaron parte del equipo de fútbol, pero la obsesión del padre porque fueran excelentes cada uno de ellos en dicho deporte y grandes estrellas a nivel mundial los levo a convertirse en los peores enemigos que pudiera existir. Las exigencias de Gustavo llevaron a los hermanos a un atroz competencia donde perdieron el respeto y el afecto que los unió en su niñez, al punto de declararse los más aguerridos rivales.
Con el paso de tiempo seguían los hermanos con el mismo sentimiento, la misma actitud y la misma rivalidad afectando esto, a toda la familia; pero, el padre sin darse cuenta y entender lo que había creado con esa obsesión de que sus hijos fueran excelentes jugadores y estrellas del fútbol, Angélica muy angustiada por la situación de sus hijos busco la manera de solucionar ese problema, pero ya era un poco tarde porque esa rivalidad y sentimiento era demasiado grande, hasta el punto de Alberto atentar contra Carlos por sacarlo del camino y del equipo, Carlos el más popular en la escuela por sus habilidades en el fútbol, siendo el máximo goleador y el capitán del equipo, él fue convocado para la selección juvenil del país despertando un gran resentimiento en su hermano.
La situación de los hermanos ya era insostenible, porque el padre exageraba exigiéndoles que fueran excelentes a cada uno por separado, lo que aumentaba el dolor y la angustia de su madre; por la actitud y sentimientos de los hijos, y el caos creado por su esposo, el cual parecía no entender porque los hijos vivían como perros y gatos, pero ella seguía buscando la manera de solucionar esa rivalidad y que volvieran a ser los grandes hermanos, donde solo cabía el amor, el cariño, la comprensión, la unión y sobre todo la amistad, esa era su única ilusión, volver a unir a sus hijos, claro ambos en la escuela tenían sus novias siendo ellas fans de cada uno y apoyándolos en todos los juegos que disputaban.
El tiempo transcurrió rápidamente, y los hermanos seguían disputando juegos en la escuela y fuera de ella, ganando unos y perdiendo otros por su egoísmo y mala intención de ambos en la cancha, sin importarle los compañeros y el mismo equipo sino sus egos de querer ser cada uno el mejor, eso era en la escuela pero cuando estaban en la casa era peor, Gustavo "el Padre" los seguía alentando que fueran los mejores por separado y cuando los hermanos peleaban y Angélica los quería separar, él le decía que los dejara quietos que ellos tenían que arreglar sus diferencias, sin saber que con esa aptitud lo que estaba haciendo era más daño y la única que sufría al ver a sus hijos así era la madre.
Uno de esos días camino a la escuela a Alberto le sucede algo misterioso, no se explica que le pasa, pero algo recorrió su cuerpo que lo estremeció completamente, haciéndole ver y sentir cosas, eso lo mantuvo así por unos cuantos días, sus compañeros de la escuela le hablaban y nada que él respondía solo estaba en completo silencio, sentía que estaba en el sitio pero al mismo tiempo no estaba y lo mismo le pasaba en su casa con toda su familia, otra preocupación más se le sumo a la madre, incluso la madre llego a pensar que andaba en algo malo o con malas compañías, pero no, nada de eso era, Alberto no sabia explicar lo que le pasaba pero lo cierto era que él sentía algo muy extraño pero muy hermoso en su vida.
El sábado temprano con una expresión de paz en su rostro, se sienta en la sala a esperar a que toda la familia se levante, y al estar todos juntos les dice que tiene algo que conversar con ellos, y les pide que por favor no lo vayan na interrumpir, comienza explicándole su actitud de esos días y solo les dice que se le apareció un ángel camino a la escuela y sostuvo una conversación con él, explicándole y haciéndole ver muchas cosas que lo hicieron reflexionar sobre su comportamiento, sentimientos y su forma de ser, de corazón les pide disculpa por todo lo sucedido y al padre le hace ver su error y lo negativo de su actitud hacia ellos al propiciar con sus consejos el egoísmo y la rivalidad entre sus hijos y le da las gracias a su madre por estar allí en todo momento y le pide disculpa por hacerla sufrir y a su hermano le pide perdón de rodillas por todo lo malo que había hecho, en ese momento Angélica sintió una alegría total, y les dijo para mi son campeones sin trofeo y sin corona ya que nos tenemos unos a los otros como una familia unida por el amor, para afrontar las penas y alegrías que les depara el destino.
FUENTE: www.thebookpatch.com/images/showAndTell/FirstPlaceTrophy.png
Muy buena reflexión, y sobre todo lo valioso de darse cuenta a tiempo para corregir los errores.
Muchas gracias por leerme, me alegro mucho que te haya gustado mi escrito. saludos y feliz día.