En una gran ciudad al Norte del país, habitaba una familia muy adinerada y reconocida, la familia estaba compuesta por papá Cristóbal, mamá Natalia y sus dos adoradas hijas Mariana y Rebeca, las cuales estaban acostumbradas a vivir una vida "sin imposibles", esto quiere decir, que cualquiera capricho lograban obtenerlo. Sus hijas teniendo ya casi la mayoría de edad dependían totalmente de sus padres en todo los sentidos.
Cristóbal y Natalia tenían na vida muy agitada tanto con los compromisos del hogar, como en el ámbito laboral, muy pocas veces compartían con sus hijas por estar en reuniones de trabajo, viajes, conferencias, y pare de contar...
Así se les iba la vida, sin darse cuenta que tenían dos hijas esperando por ellos en el hogar, que necesitaban amor de parte de ellos.
Un día papá y mamá estando en una de sus empresas en una reunión corporativa reciben una llamada internacional donde le comunicaban que en menos de 24 horas tenían que presentarse en una conferencia para plantear un nuevo proyecto que serviría como ganancia a sus empresas en el extranjero. Ellos rápidamente suspendieron la reunión y avisaron a sus hijas, prepararon sus cosas y tomaron el primer vuelo dirigido hacia Venezuela.
Lamentablemente, el avión que tomaron presentaba fallas de turbinas y ellos no estaban a tanto de la situación, casi llegando a sus destino el avión cayó repentinamente y todas las personas fallecieron. Mariana y Rebeca estaban en su pasatiempo favorito (el tenis) cuando de repente recibieron una llamada inesperada del socio (Esteban) más cercano a sus padres informándole la triste noticia de que sus padres habían fallecido por falla del avión.
Mariana y Rebeca al recibir la trágica noticia quedaron totalmente sin aliento, en ese instante salieron directamente a su hogar y avisaron al resto de la familia. Ellas en su inmenso dolor pensaban únicamente como continuar la vida sin el apoyo de sus queridos padres, sin saber como administrar totalmente los negocios, cuentas bancarias, compromisos del hogar y miles de ocupaciones de las cuales sus padres se hacían cargo estando en vida.
Mariana y Rebeca al paso del tiempo, intentando pasar su dolor se les hacia muy difícil vivir de modo independiente, buscaron ayuda profesional y solo así pudieron superar la muerte de sus padres, pero aún así tenían ciertas incomodidades en afrontar sus responsabilidades del día a día. Tomaron la decisión de reabrir las empresas, seguir produciendo y así costear los compromisos que ellos adquirieron.
Pudieron hacerse cargo de cada una de los compromisos que se le presentaban con cierta madurez, la vida les hizo una jugada muy drástica pero ellas supieron llevar el control de la situación y así acostumbrarse a vivir sin el apoyo esencial, el que sus padres les brindaban.
Reflexión.
Los padres siempre tienen que delegar funciones a cada uno de sus hijos para que así ellos vayan obteniendo responsabilidad acerca de los obstáculos que la vida pueda presentarles, para cuando el día en que ellos no se encuentren físicamente, sus hijos no queden con cargas tan pesadas como lo relata la historia.
Se despide de ustedes @fervenegas1130.
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Fuente.
Muy interesante tu reflexión!, uno que tiene niños debe enseñarles a ser independientes y que colaboren en casa, ya que se vive en comunidad y nosotros los papas no sabemos hasta cuanto tiempo los podremos ayudar.
Feliz día
Buenas tardes, gracias por tu comentario, así es, los hijos son la alegría de nuestro hogar, pero también hay que darle responsabilidades tanto dentro como fuera de nuestro hogar. Feliz tarde.
excelente reflexion
Gracias amiga, feliz tarde.
Es muy duro enfrentarse a la vida sin la fuerza de ese pilar que son los padres, a veces falta uno u otro, pero que falten los dos cuando ha sido un hogar bien cohesionado es muy fuerte. Uno no se prepara para eso ni prepara a los hijos para esos momentos a pesar de que es como una ley que seamos los padres los que partamos primero. Saludos Fernando, me contenta saber que sigues por aquí.
Gracias prof. Como la tortuga lento pero seguro. a lo mejor no tan seguido pero voy a estar haciendo post.
Ni tortura, ni tortuga, las palabras a veces nos dan unas estremecidas porque se atraviesan sin que las estemos llamando.