¡Buenas noches comunidad! Los actos de canibalismo que en 1999 comete Dorancel Vargas, marcaron la historia del crimen en Venezuela, además de haberlo consagrado como uno de los asesinos seriales más peligrosos de nuestros tiempos. Es por ello que luego de investigar lo suficiente sobre el tema y además de leer el libro Retrato de un Canibal, escrito por Sinar Alvarado, les contaré un poco sobre este perturbador caso.
Historia de un crimen: Dorancel Vargas, el comegente
La noticia corrió por el mundo como pólvora en el año 1999: el asesino en serie Dorancel Vargas se dio un banquete horroroso con los órganos de sus víctimas, quienes en vida, fueron sus compañeros en las oscuras calles de San Cristóbal, Venezuela.
¿Qué es lo que diferencia a un asesino serial de un ciudadano común? Normalmente al leer este tipo de artículos es una de las interrogantes que surgen. Entonces es importante mencionar que estos individuos se caracterizan por ser manipuladores, además de que ven a los otros como medios para satisfacer sus necesidades. También el entorno es un factor determinante en ellos.
Tal es el caso de Dorancel Vargas, oriundo del Estado Táchira, Venezuela, nacido en 1957 en una familia de muy bajos recursos. Tuvo una niñez marcada por la pobreza. Sinar Alvarado relata en su libro que su padre nace en Colombia y emigra a La Grita, conoce a Guadalupe, tienen diez hijos cuyos nombres respetan la fe mormona de la familia. Vivieron en varios pueblos de Táchira (siendo uno de ellos Michelena, donde Dorancel se radica y comete sus crímenes), Zulia, Apure y también Cúcuta, siempre mudándose, comprando y vendiendo fincas, satisfaciendo la inestabilidad del padre que no le permitía habituarse a un lugar fijo. Muchos años después, las mujeres se casan y viven en ciudades, y los hombres continúan la labor del padre, lejos de la luz eléctrica e ignorando las ventajas cómodas del agua potable, las calles pavimentadas, el aire acondicionado y la televisión.
Dorancel sufre de esquizofrenia paranoie (otros médicos dicen que sufre de esquizofrenia residual). En uno de los exámenes que le realizaron, se determinó que él ignoraba que padecía de enfermedades mentales o simplemente no lo aceptaba.
Estuvo preso en dos ocasiones por robos de cabeza de ganado, pasó poco tiempo en la cárcel. La tercera vez que entra en prisión es por el asesinato y posterior ingesta de 40 personas aproximadamente, donde destacan Cruz Baltazar y su amigo indigente con quién además compartía vivienda debajo de un puente, Pedro Antonio Boada.
Cuando se reportan los primeros desaparecidos, toda la comunidad de Michelena se avocó a la búsqueda. Fue justamente en la choza improvisada donde vivía Pedro, donde habían diferentes recipientes con restos humanos listos para ser consumidos por El Comegente. Estos restos fueron descubiertos por un grupo de jóvenes a quienes el asesino habría invitado "a comer". Una característica particular de él, es que no mataba mujeres ni niños.
Dorancel acostumbraba a matar a sus víctimas con un tubo en forma de lanza, los descuartizaba meticulosamente, los cocinaba y las cabezas, manos y pies, eran echados en el río cercano a su vivienda. Debido a que no tenía como refrigerar la carne humana, asesinaba aproximadamente a dos personas en la semana. Actualmente está en prisión, vive perdido en el tiempo y el espacio. Habla repetidamente de sus deseos de fugarse y su condición mental no ha mejorado en lo absoluto. Sus días son monótonos, se la pasa encerrado, además de que se resiste a dormir en una cama.
Quién conversa con él conoce a un hombre distraído, temeroso que ve imágenes que no existen y que de sus asesinatos no se arrepiente, se ha llegado a decir que habla con los espíritus de las personas que se ha comido. Lo último que se supo de él es que en un motín registrado en la cárcel, le fueron entregado los cuerpos de unos reclusos ajusticiados, y él gustosamente los devoró.
Tal es el caso de Dorancel Vargas, oriundo del Estado Táchira, Venezuela, nacido en 1957 en una familia de muy bajos recursos. Tuvo una niñez marcada por la pobreza. Sinar Alvarado relata en su libro que su padre nace en Colombia y emigra a La Grita, conoce a Guadalupe, tienen diez hijos cuyos nombres respetan la fe mormona de la familia. Vivieron en varios pueblos de Táchira (siendo uno de ellos Michelena, donde Dorancel se radica y comete sus crímenes), Zulia, Apure y también Cúcuta, siempre mudándose, comprando y vendiendo fincas, satisfaciendo la inestabilidad del padre que no le permitía habituarse a un lugar fijo. Muchos años después, las mujeres se casan y viven en ciudades, y los hombres continúan la labor del padre, lejos de la luz eléctrica e ignorando las ventajas cómodas del agua potable, las calles pavimentadas, el aire acondicionado y la televisión.
Dorancel sufre de esquizofrenia paranoie (otros médicos dicen que sufre de esquizofrenia residual). En uno de los exámenes que le realizaron, se determinó que él ignoraba que padecía de enfermedades mentales o simplemente no lo aceptaba.
Estuvo preso en dos ocasiones por robos de cabeza de ganado, pasó poco tiempo en la cárcel. La tercera vez que entra en prisión es por el asesinato y posterior ingesta de 40 personas aproximadamente, donde destacan Cruz Baltazar y su amigo indigente con quién además compartía vivienda debajo de un puente, Pedro Antonio Boada.
Cuando se reportan los primeros desaparecidos, toda la comunidad de Michelena se avocó a la búsqueda. Fue justamente en la choza improvisada donde vivía Pedro, donde habían diferentes recipientes con restos humanos listos para ser consumidos por El Comegente. Estos restos fueron descubiertos por un grupo de jóvenes a quienes el asesino habría invitado "a comer". Una característica particular de él, es que no mataba mujeres ni niños.
Dorancel acostumbraba a matar a sus víctimas con un tubo en forma de lanza, los descuartizaba meticulosamente, los cocinaba y las cabezas, manos y pies, eran echados en el río cercano a su vivienda. Debido a que no tenía como refrigerar la carne humana, asesinaba aproximadamente a dos personas en la semana. Actualmente está en prisión, vive perdido en el tiempo y el espacio. Habla repetidamente de sus deseos de fugarse y su condición mental no ha mejorado en lo absoluto. Sus días son monótonos, se la pasa encerrado, además de que se resiste a dormir en una cama.
Quién conversa con él conoce a un hombre distraído, temeroso que ve imágenes que no existen y que de sus asesinatos no se arrepiente, se ha llegado a decir que habla con los espíritus de las personas que se ha comido. Lo último que se supo de él es que en un motín registrado en la cárcel, le fueron entregado los cuerpos de unos reclusos ajusticiados, y él gustosamente los devoró.
Al final está una fotografía del libro anteriormente mencionado por si desean leerlo, verdaderamente es muy interesante y cuenta con mayor detalle la vida de este peculiar personaje.
¡Espero hayas disfrutado de la lectura!
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Con amigos como esos pa que enemigos. Ese tipo está bien frito. Quien se come a un indigente sudao ? Eso no awanta.
Es bastante perturbador jaja. Gracias por leer.
Buen post, había leído un poco acerca de eso hace algunos años, hiciste un buen aporte! Saludos
Que bueno que te haya gustado el post, saludos.
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