En honor a mi comienzo de clases, a la universidad la cual hoy me forma para ser profesional, escribiré este post.
Miércoles 21 de marzo:
Hoy comencé mi último semestre, comienzo en horario nocturno.
Es mi último semestre para ser periodista, una carrera que me ha costado más de cinco años para ver sus frutos. Paseo por sus pasillos, a los lados del campus hay una gran zona verde, llena de arboles.
Miro a los edificios y recuerdo cuantas veces he llegado tarde, con cuantas personas cursé materias. Es nostalgico y gratificante, ya no volveré a pedirle a alguien que se inscriba en mi horario, no pelearé con algún docente, estoy sola, camino a mi salón.
Recuerdo cuantas veces quise iniciar en alguna agrupación, hasta en una oportunidad pertenecí a esos grupos que favorecen los intercambios de estudiantes. Conocí un hindú, un mexicano, una brasilera y hasta un panameño.
Veo caer las hojas otoñales y sonrío. Ahí estuve con mis tres amigos de carrera, entre fumadas se nos iba el tiempo, también añoro la salidas con mis amigos de ingeniería.
Sé que será mi último periodo, estoy nerviosa y a la vez tan feliz. He vivido una parte de mi juventud en estos pasillo, algunos tan largos eternos y hoy que llego al aula a ver mi materia favorita me doy cuenta de lo rápido que llegue a este punto.