Cada año, muchas partes del mundo celebran “Halloween” o la noche de los monstruos o de los muertos; efemérides que busca resaltar innegablemente que los seres humanos reflejan distorsionadamente sus más oscuros sentimientos y temores primarios; de lo normal y lo sobrenatural; de lo imaginable y lo existente, de lo racional y lo irracional; de lo bello y de lo feo, de lo cotidiano y lo quimérico. Esos rasgos que se le ha atribuidos a los monstruos lo hacen verosímiles pero sin duda alguna, lo monstruoso lo hacen fascinantes.
Cuando era niño, el Yeti fue el primer monstruo misterioso que escuche nombrar, luego lo vi en la televisión. Otros lo llamaban el abominable hombre de las nieves; me gustaba repetirlo porque sonaba interesante e inteligente. Cuando más aprendía de los monstruos, más me parecían increíble y menos abominables. Una de las razones que ha perdurado mucho la leyenda de los monstruos, es que gente ha creído encontrar pruebas de su existencia en diversas partes del mundo; aunque sean ambiguas.
Siempre me ha gustado las películas o comiquitas de monstruos como Monsters Inc, Bumble en Rudolph, el reno de la nariz roja; las caricaturas de Scooby Doo, entre otros.
Los monstruos nos intrigan y nos atraen porque cuestionan nuestra existencia, de nuestra normalidad, nos reafirman que llevamos el bien y el mal como parte de la esencia del ser humano. Por otro lado, reafirma la creencia y la supremacía de que el ser humano es el perfecto; mientras que la existencia de otros seres imperfectos los llamamos “monstruos”. Por eso, pensar en mutantes o seres misteriosos que hacen daños a los seres humanos perfectos, los hacen carecer de esa racionalidad y belleza.
Muchos de esos monstruos como el “chupacabra” cobran vigencia en el colectivo, convirtiéndolo en un ser del mal; criaturas del mal que vienen para causar dolor y muerte. Otros dan signos de que estos seres han pactado con el mal que la Iglesia Católica llama “lucifer”, “diablo” son sus aliados para hacernos daño, castigarnos, entre otras razones para no querer a los monstruos; en el más infinito sentimiento que los seres humanos con esas creaciones de los monstruos estan reflejando sus verdaderos monstruos que llevan dentro o que son frutos de la sociedad.
Fotos y Contenidos de mi autoría.
Respaldo el presente artículo con mi asignación
Recuerdo al "chupacabras" :-)