Amor en el autobus. (Erótico)

in #cervantes5 years ago (edited)

En mi afán por definir sobre qué lineas debo escribir, descubrir cuál será la temática que utilizaré para definir mi estilo o mi área de trabajo, he decidido optar por lo arriesgado, por lo poco convencional, por lo "raro", lo "poco común" por llamarlo de alguna forma.

En esta primera publicación, hago uso de una obra cuya autoría pertenece a Francisco Rodríguez, quien me ha autorizado para publicarla, al creador de la misma, lo denominaremos "Pancho". El contenido de la presente obra es un relato erótico, espero sea de su agrado.

Amor en el autobus. (Erótico)



Fuente


Eran las 7:00 am, un día común y corriente, tomo el autobus, toca estar de pie ya que no hay puestos disponibles. Una parada tras otra, gente que sube y gente que baja del autobus, de pronto, te aproximas, empujada por el tumulto de personas que se aglomeran, siguen subiendo, se aprietan los espacios, se reducen las distancias, te ves obligada a acomodarte hacia atrás del autobus, te observo, incómoda, luchando con quienes te rodean para que no te tapen, no te ahogen.

Entre las paradas y las arrancadas fuertes del transporte, nos vamos "apretando" un poco más, de repente, te veo a mi lado, y es cuando te miro, te detallo, una chica hermosa, de larga cabellera, de dulce rostro, de ojos claros color miel, de labios rojos como la fresa, de mediana estatura y figura esbelta, con un perfume envolvente, seductor...

Entre cada frenada por una parada y una arrancada por el avance, te encuentras delante de mí, como soy alto, me sostengo de las manillas de arriba, como eres pequeña, te sujetas de los asientos, nuestros cuerpos chocan..., me disculpo y me aparto un poco, pero el tumulto me empuja de nuevo hacia tí, apenado te miro, tú tratas de hacerte a un lado, pero no puedes; y aún falta mucho camino por recorrer hasta nuestros destinos.

Resignada te quedas quieta, mi pecho con tu espalda, en mis piernas siento tus nalgas, abultadas, firmes, tibias; en mis rodillas siento tus piernas, te paralizas, siento tu tensión, incómoda te quedas viendo por la ventana, ciertamente resignada. El autobus sigue su marcha, paradas repentinas me empujam hacia tí, aceleradas rápidas te impulsan hacia mi, en cada una de ellas, el roce es inevitable.

Con mi pecho sobre tu espalda, tu cabello suelto sobre mi cara, de repente... resbalas, pierdes el equilibrio, te sujeto rápido y fuerte, con una de mis manos te tomo por la cintura, te aprieto para que no caigas, te siento... toda... pegada a mi totalmente..., te noto inquieta, tomas mi mano mientras te volteas, me miras, muy de cerca, siento tu respiración, me envuelve tu aroma, y con voz temblorosa me agredeces por no dejarte caer, tu aliento me hipnotiza... te voy soltando poco a poco, acariciando tu cintura lentamente, mientras giras y me das la espalda nuevamente, subo mi mano para sujetarme; antes de darme cuenta, en una nueva embestida del destino, el autobus frena bruscamente, sin pensarlo, busco sujetarte, al hacerlo, sin darme cuenta, sin saberlo, te tomé por tus senos... en mi mano tengo uno de tus senos llenandola, hinchado, firme, caliente... siento su peso entre mis dedos, siento como se eriza tu piel, tu pezón se despierta, lo siento en mi palma...

Bajo mi mano otra vez hasta tu cintura, me disculpo, me sonrojo, que pena... mi corazón se acelera, mi respiración se entrecorta, se me seca la garganta... mi miembro se hincha, se levanta, se quiere salir del pantalón, en un nuevo movimiento, te pegas a mí, te empujas hacia atrás, y es cuando lo sientes, mi pene a través de mi pantalón, sobre tu cintura, en tu espalda... no sé qué hacer, me gusta sentirte así, pegada, cerca...

Sabes de mi erección, te das cuenta, la sientes, vibrante, caliente, pero no te apartas, te quedas quieta, te mueves, lentamente, sutilmente, de un lado a otro, frotas tus nalgas en mis piernas, tus hombros en mi pecho, tu cabello en mi cara, descubres tu cuello, tu oreja, me la acercas... estoy tentado de besar tu cuello, de acariciar con mis labios el borde de tu oreja, de morderte suavemente...

Estoy tentado de abrazarte por la cintura, tomar tu pecho, acariciar tus senos con mis manos, sentir como explotan tus pezones entre mis dedos, deseo sentirte... sentir como vibras con mis caricias, deseo bajar mis manos moldeando tu figura, bajar por tu cintura, tomar tus caderas, acaricirarlas, recorrerlas toda, bajar aún más, acariciar tus nalgas abultadas, rodearlas y buscar tu sexo, nervioso... tembloroso... audaz... mis dedos se abren paso entre tu ropa y tu piel, buscan, se escabullen entre tu ropa interior... y encuentran lo buscado..., tu venus, lo sienten cálido, vibrante, tus labios se sienten húmedos, tu vagina abultada espera anciosa, la exploración...

Te quedas inmóvil, quieta, te sujetas al asiento con fuerza, te mueves hacia adelante, intentando atrapar mi mano invasora entre tu pubis y el asiento, te hechas hacia atrás hacia arriba, para sentir mi pene erecto, grueso, firme. Siento cómo te aceleras, se apresura tu pulso, tu respiración se agita, murmullas muy suave, mis dedos se abren paso, te invaden, siento cómo se humedece tu mundo, siento como tus labios se abren, mis dedos se dueñan de tí, te exploran, entran y salen, dan vueltas, tu clítoris quiere secuestrar mi mano...

Te mueves, de un lado a otro, hacia adelante y hacia atrás, apoyas tu cabeza hacia arriba, buscándo mi boca, con tus labios entre abiertos, susurras, gimes en tono muy bajo, apenas lo percibo, tu mano busca mi cintura, abre el cierre de mi pantalón, y se encuentra con lo que desea, se abre paso entre mi ropa interior y mi pene, lo consigue, siento su mano tibia, sus dedos exploran, sujetan, aprisionan, como queriendo llevarselo, lo acaricias, lo mides, lo tomas y vuelves a apretar, sientes como pasa entre tu palma, hacia arriba, hacia abajo...

De pronto... sacas lentamente tu mano, te separas un poco, casi nada, saco mi mano de tu venus, mis dedos húmedos recorren tu cintura antes de guardarse en mi bolsillo, ajusto mi miembro en mi pantalón, subo la cremallera, respiras profundo, te volteas, me miras a los ojos, miras mis labios, tus labios entre abiertos los acercas a los míos, y cuando están por encontrarse buscas mi oído y me dices suavemente: "te espero mañana, a la misma hora, en el mismo autobus". ¡Parada! gritas mirándo mis labios, buscas la puerta mientras el autobus se detiene, bajas, me das una última mirada, sonríes picándome un ojo y enviándome un beso.

Yo quedo todo agitado, con mi chaqueta trato de esconder mi atribulada erección, respiro profundo mientras sonrío, y digo...
...mañana seguro tomaré el mismo autobus!

Gracias por esta publicación Pancho.

Texto autoría de @fjjrg