Pasaron varios minutos cuando su celular comenzó a sonar. Era Cassandra, su novia, quien al parecer estaba molesta eh intranquila. Yo tome la decisión de tomar su celular por la fuerza y apagarlo mirando fijamente a los ojos de aquel amigo mío, mi mejor amigo, años juntos, risas, llantos, decepciones, alegrías y delitos de una amistad inolvidable, ´´juntos hasta la muerte´´, fueron nuestras palabras al conocernos con apenas seis años de edad. Yo iba a sacarlo de esa decepción, iba a ser de el otra persona, era aquel, el mejor amigo que pude haber tenido en toda mi vida.
Luego de un rato decidió volver a su casa, yo no me opuse, se fue lentamente con su mentón abajo. Eran las doce del otro día, ya iba a acostarme cuando de repente volvieron a tocar a mi puerta. Era el, mi mejor amigo. Me observó a los ojos y toco mis mejillas con ternura, me dio un fuerte abrazo y comenzó a llorar en mi hombro. Mis ojos iluminados, húmedos como aquella noche lluviosa, comenzaron a derramar lagrimas inconscientemente. Luego sin querer queriendo, rozamos labios. El me contempló con su mirada húmeda pero deseosa, beso mis labios con ternura, amor y pasión.
Comenzamos a besarnos con ese calor intencional. Sus manos rozaban mi cintura y espalda. Me alzó en sus brazos, rodeó mis pies en su espalda mientras nos besábamos imparablemente, subió las escaleras hasta llegar a mi habitación. Me soltó suavemente en mi cama mientras besaba mi cuello, con mucho amor tocaba mis muslos con sus manos. Tal vez íbamos a creer que esta narración terminaría en una noche de sexo ardiente o de que así se tratase, pero no. Nos tapamos mientras observamos nuestras miradas perdidas en si mismas, hasta que nos quedamos completamente dormidos.
Salio el sol. Aun seguíamos en la cama, no queríamos movernos, queríamos seguir mirándonos. Pero al recordar que había trabajo por hacer, rápidamente me levante encarecida de la cama, hasta que el, se fue.
Me quede pensando y reflexionando sobre lo que había pasado, eran las diez de la mañana. Me prepare un café y me puse a ver un poco de televisión antes de ir a estudiar. Vi en un rincón el violín que me había obsequiado mi padre antes de morir, recordando a mi querido padre, toque una melodía de pargali, ciudad de Turquía - Ankara. Donde mi padre solía ir a tocarles a sus amigos, donde falleció a su vez.
A medida que pasaba el tiempo, mas me iba acordando de aquel héroe de mi infancia. Mi querido padre, Nacido en Italia el 12 de diciembre del año 1973, y fallecido con tan solo treinta años de edad, aun con mi madre recordamos aquella sonrisa al tocar el hermoso violín turco. Mi hermano no lo conoció. Cuando mi padre falleció mi hermano solo tenia ocho meses dentro de mi madre.
Aun recuerdo lo que me ha contado mi querida madre. Mi padre murió de cáncer de pulmón, a causa del tabaco del cigarrillo. Cuando el estaba en el hospital paso algo muy, muy extraño.
Mi madre y mi padre siempre anhelaron con tener un niño. Pero mi madre dio a luz a dos bellas niñas, así como ella solía decirnos a mi y a mi hermana. Pero cuando mi padre enfermo, todo cambio.
Mi madre se volvió a embarazar pero no sabían aun el sexo del niño o niña que estaba por llegar. Mi madre me cuenta que cuando mi padre estaba una noche en el hospital, tuvo una visita inesperada. Un hombre extraño que le dijo: tienes que elegir, la vida de tu hijo o la tuya, puedo ofrecerte la salud de tu niño y un crecimiento tolerable. Pero a cambio, tu vida es lo que quiero.
Mi padre conmocionado con la noticia de que iba ser niño, acepto, su vida por la del niño. Al día siguiente hablo con mi madre sobre el tema y mi madre no podía creerlo. No sabia que hacer, por un lado quería que el niño creciese pero no quería que su amado muriese.
Luego de unos días, mi padre falleció, fue una tarde lluviosa. Yo con tan solo 4 años me encerré en mi habitación, no quería ver a nadie ni hablar con nadie. Mi héroe había muerto.
Paso un mes después de que mi padre muriese, y nació mi hermano, saludable y sin ningún problema de parto.
A la edad de 6 años conocí a David, quien se volvería mi mejor amigo después de todo. Pasaron varios años, aprendí violín sola, recordando viejos momentos con aquel héroe, mi fiel padre Edgard Enrique Ameal. Cumplí mis 15 años, como toda fiesta de 15 años para las muchachas en varios países se festeja con una enorme fiesta, en mi caso, rogué a mi madre ir al cementerio a pasar la mitad del día junto a mi padre. Para mi sorpresa el mejor regalo que tuve en ese entonces fue el violín turco de mi amado padre.
Comencé a aprender la famosa canción de pargali. Iba cada fin de semana a tocarle a mi padre, tenia sueños hermosos en los que me veía a su lado tocando esa hermosa melodía, que tanto me había esmerado en aprender. Conocí varios músicos de violín, aprendí ademas de eso a tocar demás instrumentos. Y todo se lo debo a mi héroe, mi amado padre.
En fin. Ya recordando todo eso que había pasado en mi infancia no me di cuenta de la hora, de las diez en punto se hicieron las cuatro de la tarde, agarre rápidamente mis cosas y me fui al colegio, a entregar un proyecto sociológico. Pero ese día pareció tener algo raro, algo pecaminoso, extraño eh irracional. Me sentía perseguida por alguien, camino al colegio, cuando me daba vuelta para saber quien era no había absolutamente nadie. Pero después de todo sentía una presencia maligna, un aura llena de negatividad y deseo de muerte.
De repente un fuerte dolor de cabeza azoto sobre mi, y un maullido de gato me encamino a mirar a mi izquierda, un hermoso gato negro, con ojos color verdes como pasto de verano, o los famosos arboles que dan sombra y protegen del calor. Puedo decir que soy una persona amante de los gatos, este ejemplar no traía collar o algo para saber quien era su dueño. Seguí mi camino, y al llegar a casa persiví que el gato aun estaba conmigo y me seguía paso a paso, lo tome en mis brazos y lo entre pasitamente a mi casa. El hermoso gato se acomodo firmemente en el sillón del olivino, como no habían carteleras de se busca o algún anuncio en Internet, conserve al gato en mi hogar, y lo llame Bigotes.
Pasaron 6 meses y note que el hermoso gato negro comenzaba a cambiar de color. Cosa que fue muy extraño, se hacia gris, se abrían manchas claras y obscuras, pero al buscar en libros eh Internet lo que le estaba pasando no encontré consejo alguno. Paradas las diez horas su pelaje cambio por completo, de negro, a blanco y gris.
Mi madre y mi hermano llegaron por fin de su viaje de ocho meses a tierra santa. Yo los resiví con amor y un fuerte abrazo, sin olvidar la deliciosa comida que tenia preparada para la ocasión. Ellos, tan contentos no notaron la presencia de un nuevo integrante de la familia, el hermoso gato permanecía sentado en el sillón del olivino. Mi hermano Diego, corrió a sus aposentos al recordar sus amados videojuegos, mi madre fue a descansar y leer por lo tanto algo de Márquez. Yo me senté en el olivino y acaricie el pelaje de Bigotes, encendí la televisión y para mi sorpresa había un documental de esos gatos y sus cambios verídicos. Matt Santorsky, especialista en gatos y sus cambios de color, advirtió eso en los animales, es algo malo, es una presencia maligna, a pesar de su hermoso pelaje.
No me pareció una advertencia. Me pareció algo estúpido, algo para llamar la atención, que solo provoca deshacernos de esos animales hermosos que el creador invento. Yo amaba a Bigotes, era como mi hijo, y nunca, nunca nadie lograría separarnos, el me quería y yo a el.
Una tarde, de sol y con el sonido de los pájaros cantar. Me desperté de una siesta con Bigotes, eran las cuatro y decidí salir a pasear, como siempre, Bigotes me siguió. Lo tome en brazos y fuimos a un parque que quedaba a unas calles. Jugamos en el pasto, y vaya que nos divertimos, cuando regresamos a casa, para mi sorpresa, David se encontraba en el olivino.
Lo salude con respeto y me dijo que tenia algo para decirme, lo hice pasar a mi habitación para que me hablase con cautela y al privado. Me contó que había terminado con Cassandra, me pareció que era de esperarse, ya habían varios problemas con ella y sus celos enfermos. Pero a pesar de eso, me dijo que no dejo de pensar en aquella noche, que estaba enamorado de mi y no podía sacarme de su cabeza. Lo mire asombrada, sabia que algo como esto podía pasar, de repente toco mis labios con sus manos, me dijo que por mi causa había terminado todo, que el solo era mio y de nadie mas, que no podía estar con alguien que el no amara, me abrazo, y dijo que lo perdone, que esto no estaba en sus planes pero paso.
Le dije que se tranquilizara. Que fue algo que paso y nada mas, algo que los dos hicimos, fue por puro impulso, yo solo sentía por el lo que dos amigos, pero el en cambio, estaba enamorado.
A pesar de todo, yo aun quería su amistad. Bigotes entro a la habitación de repente, el lo persivía, se que lo hacia. Era el gato mas inteligente que pudo haber existido, era mi único amor. Mi hijo, mi anhelo, y mi pasión por seguir viviendo.
A las pocas horas me encontraba sola en mi habitación con mi gato. De pronto tome el violín en mis manos y comencé a tocar esa melodía pargali, para mi gato, y me di cuenta que Bigotes, era realmente el alma de mi padre. De mi héroe, amado y querido por todos, reencarnado en un gato que cambiaría por completo mi vida.
FIN.