Callejón El Alacrán, sendero de pasos

in #cervantes7 years ago

Querida @Adriana, al leer tu texto descorchaste unos recuerdos.

“En el año de 1922, la gripe española estaba arrasando vidas en la ciudad de Cumaná. Seguro fue un tiempo atroz, pero ningún libro de historia ha recogido ni podrá recoger ese horror excesivo. Ése debe ser contado por alguien que conoce el mundo de la humedad, de los tallos y las raíces.” Adriana Cabrera. El jardín de los prodigios (Una familia imaginaria 2)

Como dije en la historia “Buscando el oro”, el abuelo Pancho estudioso de la etnobotánica venezolana, también recetaba, preparaba y entregaba el remedio. Fundó la Botica “Montes”, que aun existe frente a la plaza Montes de Cumanacoa. Esta Botica fue regentada por Antonio Coello, esposo de mi tía Laureana Martel, entregada a ellos una vez casados. Debido a la fecha que señalas en tu texto (1922), estoy segura, por anécdotas de familiares y amigos, de su participación activa para mejorar a los muchos enfermos de la gripe.


Fuente

En mi libro “Callejón El Alacrán, sendero de pasos” (2015), coloque una nota publicitaria encontrada en un periódico local: LA CONSTITUCIÓN- Año 1.13 de junio de 1908. Director F. Madriz Otero. “Jarabe depurativo “Martel”, contra el reumatismo, malos humores y enfermedades venéreas. Y azúcar de la hacienda “La Florida” de Francisco Martel, hijo. Vende el suscrito PEDRO R. COVA. Calle “El Alacrán”, No 12.

También le dediqué un espacio a Humberto Guevara, como periodista, redactor de periódicos y poeta. La Tipografía el Heraldo estaba prestaba sus servicios en el callejón en la casa No. 23. A continuación colocaré un poema dedicado al abuelo, que presumo, fue escrito por el poeta Guevara.

Lienzo Tropical
A Pancho Martel
1922

Soberbia en su misterio la montaña
alza junto al torrente su altanera cima
que en solar lumbre reverbera
mientras la base en los raudales baña.

En el hosco misterio de su entraña
tendida en el cubil duerme la fiera;
del bucaral florido la cimera
es como herida abierta en la montaña

A ratos rompe orquestación salvaje;
palpita ebrio de savias el boscaje
a plena luz canicular y pura,

Y bajo el cielo tropical, el monte
prolonga hasta el confín del horizonte
su verde gama donde el sol fulgura…

@Adriana, tal vez, el poeta hizo público el poema, dedicado al Abuelo Pancho, a raíz de sus desvelos y aciertos por avocarse a la cura del padecimiento. Tragedia a la que tú haces referencia de manera tan “deliciosa” como lo expresa Marlyn.

Amigos de @Steemit, por si alguno no conoce al callejón, compartiré con ustedes, párrafos, también publicados en el libro antes señalado. Este libro de manufactura artesanal, lo publiqué para hacerles un reconocimiento a los jóvenes emprendedores de Cumaná, al celebrarse los 500 años de la Ciudad, 1515-2015.

EL CALLEJÓN EL ALACRÁN ha sido un sendero de pasos, tierra salobre ganada por el río que desde la serranía del Turimiquire emerge melodioso; por allí, voces singulares aún le llaman Cumana. La Rosa de los Vientos señala su recorrido desde el manantial en el sur hacia el norte, y, como todo río, su cauce se derrama antes de llegar al mar. Los meandros y manglares condicionan la fisonomía de la Nueva Andalucía, y es en el centro histórico donde más se observa una topografía definida por sus aguas. Tiempo después, una tilde emocional le daría el nombre definitivo a la ciudad que nos favorece como ciudadanos del mundo: Cumaná. Mientras que el río que la atravesaba, recordando sus originarias tierras, los españoles deciden bautizarlo Manzanares.

EL CALLEJÓN EL ALACRÁN creció en medio de otros caminos. Debido a una cruel actividad, lo llamaron inicialmente “El Callejón de la Horca”. Un buen día cambiaron su nombre; dicen que por la curva impronta de miles de pasos, o tal vez para darse el permiso a un sentimiento diferente.


Fuente

Desde el Tamarindo. Acrílico. 50 x 30 cm. 1991. Cumaná. La pintura refleja la actividad de la calle “Comercio” (antes llamada “Armario”), a la hora de comprar el pan de Chucho Cordero, recoger la venta de periódicos y la actividad de otros comerciantes informales. Los personajes animan con su diaria presencia el centro de la ciudad.


Fuente

Desde el Guayacán. Serigrafía. 50 x 30 cm. 1999. Cumaná. La imagen muestra el encuentro del callejón El Alacrán con la calle “Santa Inés”; y ésta, a su vez, se comunica con el río por una de sus salidas, y por el que estamos observando, nos encontramos con la Iglesia Santa Inés.

Una de las tantas razones por las que disfruto acortar camino atravesando el Callejón El Alacrán es por el afecto y cordialidad con los que soy recibida por la familia Cordero Álvarez. Chucho Cordero, fundador de la panadería CORDERO, por los años cuarenta del siglo pasado, le acentuó un aroma particular al callejón. Julio Zerpa, poeta cumanés (1910-1983) dejó su impresión en el poema Callejón Serenatero.

Callejón serenatero
Era aquel del alacrán
De madrugada con pan
Orgullo del panadero
Que lo heñía a flor de cuero,
Mientras la guitarra amiga
Del que descubre la intriga
De su amor en la ventana
Desborda la filigrana
De una canción con espiga.

“Ocurra lo que ocurra, hay algo siempre en marcha”

Sort:  

Hermosísima la magia de leerte. En este escrito me permití recordar lo no vivido y sentirme, entre tanta mala nueva, orgulloso de las colas o demás partes de mi ciudad. Un abrazo, querida Antolina.

Gracias @fafavasquez, tus notas me toman de la mano. Un abrazo.

Un placer tu lectura. Un saludo.

Bello homenaje. Siempre que estoy en el casco histórico de la ciudad , me imagino como pudo haber sido ese lugar 100 , 200 ó 300 años atrás . Me imagino como era el río Manzanare, cómo era el estilo de vida de los habitantes , y me parece que era tan màgico, tán lleno de intelectualidad y de gente progresistas . Al l final pienso en lo bello del lugar , y en esa potencialidad que no terminamos de aprovechar por las desgracias de la actualidad .

Asi es como lo imaginas. Esperemos recuperarlo.

@antolinamartell, agradezco tu recreación emotiva, memoriosa y plástica de ese amado sendero -tan silente y calmo- del corazón de nuestra ciudad; esos poemas de dos de nuestros ilustres bardos le dan un toque de especial sabor a tu texto.

Gracias Jose por tu lectura. Saludos.

Estimada @antolinamartell; encantadora historia, pero me voy a permitir señalar algunas cosas. Lo primero es que me parece un derroche utilizar tantas magníficas imágenes en un solo post. Cada una de esas imágenes merece uno, en el que además hables de tu pintura. Y, por supuesto, el callejón El Alacrán también lo merece. Pero recuerda que estás escribiendo para una audiencia global, y no solo para los amigos de tu ciudad. Saludos.

Gracias @rjguerra, tomaré en cuenta tus sugerencias.

Sin palabras esta combinación de tus artes. Hermoso.

Gracias Sandra por leerme. Un abrazo.

La ciudad de Cumaná de la que hablas y la que está retratada en sus obras no se parece en nada a la que veo todos los días. Para ser honesta, no siento simpatía por ella.

Entiendo tus sentimientos @hljott. Estas imágenes fueron producto de mi convivencia con los cumaneses que haciamos vida en la ciudad durante los años ochenta. Poco a poco fui observando su deterioro, he querido rescatar su amabilidad y sus colores. Ojalá pase de la tinta a la vida, con otras variantes cada vez mejores.