Capitulo V
Caleb nació gracias a la magia...
Luego que sus padres hicieran un trato de fertilidad con el alquimista-hechicero más poderoso de toda su raza.
Durante sus primeros años, el Príncipe creció recibiendo el amor de todo el Imperio Azul.
Desde pequeño fue un niño muy hábil, auto suficiente y siempre iba un paso adelante del resto de los niños de su edad. Además que poseía el don de visión futura de sus abuelos.
También era el ser más hermoso y apuesto que había llegado a la localidad. Elfos, Hadas, Nigromantes y Troles. También los Druidas, Ninfas, Tritones y Centauros. A demás de los Ogros, No-muertos, Ángeles y Genios. Así como los Magos, Brujas, fantasmas y Humanos. Todos los seres vivos sabían el potencial de grandeza y paz que existía en ese infante de ojos verdes y rizos dorados.
Caleb siempre estuvo consciente de ello y, sin embargo, esto no fue motivo para que en su corazón y en su mente creciera en soberbia sino que se llenaba de bondad.
Su sentido de aventura le permitió conocer cada rincón de la tierra de sus padres y su sentido de amabilidad y justicia le hizo ganarse la amistad y confianza de todos.
Con sigilo se escabullía a la cocina y tomaba comida para dársela a los que la e necesitaban más que ellos. Su aniversario era motivo de alegría y celebración en el Castillo Tornasol. En cada cumpleaños se organizaba un evento distinto en el que participaban todos en el Reino.
La noche de su décimo aniversario todo cambio. En el gran salón todos festejaban hasta que el júbilo fue callado por los gritos de desesperación de su madre y los ladridos amenazantes de su mascota, provenientes de otro lugar. El Rey subió corriendo a las habitaciones y encontró a su esposa en el piso con un pequeño desmayado en brazos. Ese niño podría ser su hijo. Se parecía al príncipe Caleb, llevaba puesta la ropa con que vio a su hijo por última vez pero, no podría ser. ¿Dónde están sus ojos verdes llenos de vida y su cabello rubio? Se preguntó aturdido el Rey Andrés.
Rainha lloraba desconsolada y sollozando le balbuceo que el culpable había sido el anciano, el hechicero. Su último favor era que le permitiera felicitar a Caleb. Fui a buscarlo y escuche aquí un ruido desconcertante. Cuando llegue solo logré ver que el alquimista le extraía una esencia brillante de su cuerpo y luego desapareció sonriendo. Siento que mi pobre hijo perdió todo su ser, dijo La Reina y volvió a sumergirse en su melancolía.
El perro dejo de ladrar por un momento y empezó aullar de tristeza aterrando completamente a todos.
Ese trágico día fue la última vez que el perro Tristán emitió sonido. Seis años después el animal hace de guardián viviendo solo para estar al lado de la cama donde reposa el Príncipe Caleb, el cual vive, sin saberlo, en su mundo de imaginación.
Capitulo VI
A Mabel le sorprendió que su abuelo recordara que estaba de cumpleaños y más aún, que la agasajara con un pastel pero, su rostro solo mostraba una tímida sonrisa.
Ambos seguían sentados en la mesa de la vieja cabaña. El fuego de la chimenea ya se resignó a extinguirse y la bebida de Mabel aun permanecía caliente.
-Es de moras y cerezas tus frutas favoritas, le dijo el anciano.
El saco una vela y la encendió, “pide un deseo”, le comento mientras le acercaba el dulce obsequio para que soplara la vela. Mabel cerró los ojos, junto sus manos y las apretó.
Sobre la cabaña, el cielo estaba despejado, vestido de un celeste cálido. Escondida en la despensa se encontraba una pequeña Hada del Universo, maravillada con aquella solitaria niña que estaba de aniversario. Entonces, el ser mágico con un mínimo gesto hizo que una lluvia de estrellas fugaces apareciera en el cielo para Mabel.
Tomo aire y soplo con delicadeza. Al apagarse la vela, Mabel entro en un trance. Sus ojos perdieron enfoque y su cuerpo se contrajo. Desapareció por un momento donde estaba y se transportó a otras tierras, vio personas que le pareció conocer. Voces que había escuchado alguna vez. Situaciones, olores, seres, sonidos, lugares. Todo en una ráfaga de imágenes que llegaban a su mente.
Regreso a su punto inicial, desconcertada. Todo en la habitación permanecía como si nada había sucedido luego de apagar las velas. Su abuelo le dio un abrazo y se levantó para buscar un plato para repartir entre los dos el pastel.
A ella el miedo no le permitió moverse de donde estaba, no sabía que había sucedido ni de donde provenía aquello que había visto.
Al recibir de la mano de su abuelo el pedazo pastel regreso a ella la sensación de desvanecerse y vio al anciano vestido de forma que le pareció extraña, mezclando unos líquidos de colores, en una especie de laboratorio. Las visiones se unían con la realidad. Se asustó y sin decir nada de lo que sucedía pidió poder regresar a su cama aunque seguía siendo muy temprano.
Ya estaba un poco asustada, agitada y a la misma vez emocionada. Imágenes le seguían viniendo a la mente.
Una vez acostada, cerró los ojos y volvió a dejar el mundo que la rodeaba, esta vez, preparada para desaparecer.
Excelente historia. Buen post.
Cada vez me atrapa más tu historia queriemdo ver más . Gracias por ese aporte tan bello.
Para cuando el próximo capítulo ????
Estoy metida de lleno en tu historia
para el viernesss :D cuenta con dos capitulos mas
Deberías incluir el link de los capítulos anteriores.
Podrá ser un pequeño resumen de los capitulos anteriores?. Gracias