Concurso @ProVenezuela Enamorado: No fue amor a primera vista.

in #castellano7 years ago
Después de una larga búsqueda de empleo sin frutos, estaba desesperada. Cada repicar del teléfono despertaba la ilusión, en vano, de un nuevo empleo, y cada vez mi paciencia se acercaba más al límite.

Hasta que un día, una reconocida empresa me contactó para concretar la cita para una entrevista de trabajo para un puesto de promotora en ventas.

Me citaron para las 2:30 p.m.

Las horas del día de la entrevista pasaron volando, me alisté muy temprano, sin embargo, un imprevisto me retrasó camino al lugar de encuentro.

¡Oh, No! no podía llegar tarde el primer día, no cuando mis ideales dicen que “La primera impresión es la que cuenta, porque dice mucho de ti” además, si comenzaba con buen pie, terminaría de la misma manera.

Después de unas cuantas carreras, finalmente llegue a mi destino.

Ya había comenzado la entrevista, era en general. Apenada, entré a la oficina, ocurrió lo que no quería, ser impuntual. Al tomar asiento pude notar que éramos ocho personas optando por el cargo (Solo eran 3 vacantes), también pude observar que era la única mujer en el grupo.

Al iniciar la reunión, nos indicaron que debíamos presentarnos, pues teníamos que decir: nombre, edad, dirección, ocupación, experiencia laboral, y la típica pregunta de primer día de colegio, ¿Por qué estás aquí? Como si no supieran que todos estábamos por el mismo motivo: el empleo.

Solo faltaban minutos para comenzar la presentación, me sentía temblorosa, los nervios se estaban apoderando de mí, no ayudaba el hecho que era la única mujer del grupo.

Los chicos rumoraban que sería la primera, por ellos “Ser caballeros” decían: “Las damas primero”, y sí, moría de los nervios en ese momento.

Ya era hora de iniciar la presentación, el gerente dijo: ¿Quién es el voluntario? (todos callados)… un chico iba a decir algo (estoy casi segura que diría que me presentara yo de primera) pero antes que hablara otro chico se adelantó y dijo que quería ser el primero, pues éste chico ¡Me ha salvado! Una vez que se presentó, pasaron los demás (no presté atención a ninguna presentación) fui la última en hacerlo, no tuve tantos nervios como imaginé tener.

Luego nos realizaron una prueba diagnóstica con el análisis foda. El que terminaba se podía retirar. Estaba tan concentrada en responder que no me percaté que solo quedábamos dos por terminar. El gerente preguntaba si nos faltaba mucho, le dije que ya estaba por terminar, el otro chico se levantó a preguntar algo, lo que me alegró pues eso me daba tiempo de terminar antes. Cuando finalmente entregué, el otro chico también entregó. Al salir ambos íbamos por el mismo pasillo, siendo el centro comercial tan grande. Un silencio latente nos acompañaba, hasta que rompió el silencio, diciendo: ¿Cómo te fue en la prueba diagnóstica?

Bien, aunque tardé más de lo esperado, y a ti ¿cómo te fue?

Bien, no te preocupes por tardar, es normal dedicar tiempo para responder bien. Ah, lo olvidaba, mucho gusto mi nombre es Isaías (Sonríe)

(extendí mi mano) – Carolina, un placer (con muchos nervios y timidez, hablar con desconocidos no se me daba mucho)

¡Oh, me gusta ese nombre! Siempre me ha parecido bonito. ¿Qué harás ahora?

Sonrío y digo: voy al banco. (Me cohibía de darle tanta información, aunque parecía de confiar)

¿Te acompaño? No tengo nada pendiente por hacer, y no conozco mucho este centro comercial.

Les confieso que estaba un poco desconcertada, éste chico me hablaba como si me conociera de toda la vida y realmente así lo sentía, como si lo conociera desde antes, así que respondí:

Si, está bien. Puedes acompañarme.

Bajamos las escaleras eléctricas, llegamos al banco y no pudimos entrar por lo lleno que estaba.

¿Vas hacer esa cola? ¡No seas anti divertida! – Vuelve otro día al banco. A demás de aquí saldrás tarde. ¡Vamos a caminar un rato!

La verdad no estaba dispuesta a esperar tanto para entrar al banco. Así que no era necesario recibir tantas palabras de convencimiento por parte de Isaías.

¡Vamos a comer helados! … ¿Quieres?

(pensando)… Bueno, si está bien.

Subimos el ascensor (Solo estábamos él y yo, me sentía nerviosa) tenía la sensación que haría algo imprudente en ese silencioso y eterno minuto en el ascensor. Él solo me miraba con una mirada fija que me intimidaba.

Rompió el silencio y dijo ¿Quieres ir al cine?

Esto no puede estar sucediendo, este chico está loco, como puede querer ir al cine conmigo cuando solo tenemos minutos de conocernos. En definitiva él no es normal.

Entonces le dije, con voz desconcertada: ¿Qué? ¿Estás loco? hasta hace unos minutos eras un completo desconocido para mí. No puedo aceptar tu invitación.

(con cara de tristeza) dijo: ¡Anti divertida! Sí, es raro ir al cine a solo minutos de habernos conocido, pero no tiene nada de malo. Pero entiendo tu punto, en otra oportunidad vamos (con picardía).

En mi interior: ¿Esta muy esperanzado que habrá una próxima oportunidad? No podía reconocer si eso me alegraba o no… éste chico me agrada.

¡Llegamos al piso! Sentía que comenzaba a respirar. Compró los helados, y nos sentamos a conversar un rato largo.

Hasta que noté lo tarde que era para regresarme a mi casa, así que le informé que me tenía que ir. Él no quería que me fuera, este día ya había terminado, al final entendió y me acompaño hasta la salida.

En la espera de la ruta, lo noto como… ¿Tímido? Sorprendida de conocer esa faceta de él, porque en toda la tarde que estuvo conmigo, lo poco que conocí de él, no lo noté tímido, sino al contrario siempre me pareció un chico extrovertido.

Hasta que me dijo con una sonrisa: ¡Quedé encantado!

Me sonrojé, ahora la que tenía pena era yo. No le respondí.

Me gustó mucho tu compañía. Me gustaría conocerte más, será que… ¿Me puedes dar tu número de teléfono?

En ese momento quede casi que sin palabras, ¡Muda!

Seguro estaba exagerando, estaba siendo ingenua al no esperar que él quisiera mi número de teléfono, y mucho menos que me dijera lo encantado que estaba conmigo. Una guerra de pensamientos rondaba mi cabeza, tardé en responderle, pensé mucho en darle el número. Al cabo de unos minutos, le dije: ¡Anótalo!

Rápidamente apuntó el número, al terminar de anotarlo llegó la ruta. Con su mejor humor que lo caracteriza me dijo: ¡Esa no es la ruta!

Sonriendo le dije: si es la ruta. Me despedí, me dio un abrazo… no me quería dejar ir.

Finalmente, me fui.

Ahora bien, me encontraba sola en la ruta, ya podía reflexionar y asimilar este día tan fuera de lo común. Fue un día extraño pero me encantó, éste chico tiene una forma única de expresarse que atrae, me agradó desde el primer momento como muestra de ello está el hecho de aceptarle ¿una salida? Si, fue como una salida… sinceramente siento que lo conozco de toda la vida, eso explica porque sin conocernos permití que pasáramos la tarde juntos.

Muchos pensamientos rondaban mi mente. Este día parecía inolvidable. Me gusto la compañía de este chico, su amabilidad y trato era especial, hasta divertido me pareció. En este momento si de algo estoy segura es que podríamos llegar a ser mejores amigos, no digo novios porque no estoy enamorada. En este punto de mi vida, no creo en el amor y no pienso enamorarme. Tampoco confió en nadie, solo en Dios.

En todo el camino no dejaba de pensar en tal acontecimiento, reflexionando comprendí que Isaías siempre estuvo pendiente de mí, yo al contrario no me percaté de sus atenciones y observación. En todo lo que recordaba de la entrevista se encontraba Isaías involucrado, todo parece indicar que desde el primer momento él estuvo pendiente de mí, fue quien me salvó de ser la primera en presentarme, planeó quedarse de ultimo para coincidir conmigo al salir, ya le encuentro sentido a las preguntas obvias que le hacía a la gerente, lo hizo con la intención de permanecer más tiempo y así darme oportunidad de terminar la prueba diagnóstica.

Me preguntaba si realmente me escribiría…

Transcurrieron dos días para que me escribiera por WhatsApp. Así pasaron los días, Isaías me escribía constantemente, poco a poco nos comenzábamos a conocer, me hacía invitaciones al cine, a comer, siempre le inventaba una excusa para rechazarlo.

En mis planes no estaba tener una relación, mucho menos enamorarme, por eso me negaba a dejarlo entrar en mi vida, aun cuando la pasaba bien escribiéndole, me negaba a imaginar cómo sería si compartiéramos en persona.

Un día Isaías me llego de sorpresa en la universidad, me llamó diciéndome que saliera del aula de clases, sabía dónde estaba porque ya antes me había preguntado en donde me encontraba, no imaginé que sería para venir hasta donde estaba. Era la segunda vez que nos veíamos desde aquel día, ya había pasado cinco meses, nada en él había cambiado, su mirada hacia a mí era la misma, se le notaba por los poros su emoción al verme. Estuvimos un rato platicando, no fue mucho tiempo porque debía entrar a clases; se despidió con un abrazo.

Me desconcertó su sorpresa, ¡Que locura presentarse hasta aquí sin avisar! Me gustó su visita, es tan genial en persona como lo es por WhatsApp. Continuó escribiéndome todos los días. Aunque a veces dejaba de escribirme por días, ya que me encontraba atareada con asignaciones de la Univ.; él decía que no me quería distraer en mis estudios, ya que eran importantes.

Así pasaron los días, cada vez platicábamos por más tiempo, nos contábamos muchas cosas de nuestra vida, ya como mejores amigos (aunque nunca ocultó sus verdaderas intenciones conmigo de ser más que amigos), ya me comenzaba afectar su ausencia, me entristecía no hablar con él, algo estaba cambiando, lo cual me aterraba, ya que no quería darle tanta importancia y que al final me enamorara.

Después de tantas conversaciones e invitaciones, finalmente le acepte una invitación al cine. Moría de los nervios, con solo pensar que lo volvería a ver por tercera vez en una cita, también pude notar sus nervios, pero la pasé genial. No hubo un momento que no sonriera, siempre había un motivo para hacerlo. Él tenía esa habilidad en mí.

Estaba en problemas, no podía estar sucediendo… me estaba importando mucho este chico. Tuvimos muchas salidas… ya se estaba saliendo de mis manos el hecho de no querer enamorarme. En cada salida Isaías me pedía que fuera su novia, en todas me hacía pensarlo, pero siempre ganaba mi terquedad de no aceptar a nadie, de no enamorarme, de cerrar mi corazón al amor... Mi respuesta siempre fue NO… le inventaba un pretexto barato, y él continuaba persistente, nunca se dio por vencido.

Hasta que un día, como era costumbre en una salida de tantas, Isaías me volvió a pedir que fuera su novia, él pensaba que diría que no, ya iba a decir “Sé que dirás que no…” cuando lo sorprendí con un ¡SI! (Él no lo podía creer…)

Decía: ¿Dijiste que si?

Si, ¡Si quiero ser tu novia!

Él con gran felicidad y emoción me abrazó. Dijo: éste será mi día favorito, comenzó a buscar el calendario… se preguntaba una y otra vez ¿Qué día es hoy? ¿Qué día es hoy?

Transcurrieron los días, lo presenté en mi casa como mi novio, fue aceptado por mis padres y hermanos, conoció a mis amigos, a todos les agradó, si hay algo que lo caracteriza es eso, la empatía con la gente.

Hoy en día continuamos juntos a pesar de las dificultades que hemos atravesado en el camino, él estuvo unos meses en el oriente por una oportunidad de trabajo, las cosas no han sido fáciles pero como todo siempre hay altas y bajas, solo hay que enfrentarlas con la mejor cara, actitud y firmeza para superarlo, y seguir adelante juntos.


Ahora bien, me negaba a enamorarme, había cerrado mi corazón al amor, rechacé a muchos chicos, jamás acepte una salida, mi decisión era estar sola. No sabía que en el corazón no se manda, nosotros no decidimos enamorarnos, ¡No es una decisión! Simplemente es algo que sucede naturalmente.

Eres feliz cuando encuentras al amor, convierte tus días grises en días coloridos, tus días son diferentes, cada momento vivido con esa persona es especial e inolvidable.

Muchos experimentan amor a primera vista, yo experimenté otro tipo de amor, un amor de se construyó día a día, en un primer momento no me gustó, ni enamoró (seguro porque me negaba al amor), la constancia de hablar todos los días, las ocurrencias y detalles de Isaías que me alegraban el día, sus atenciones, esos pequeños detalles que enamoran fue lo que hizo posible que me enamorara.

¿Quién iba a imaginar que conocería el amor de mi vida en una entrevista de trabajo?

¿Casualidad? ¿Destino?

No lo sé. Solo Dios lo sabe, su tiempo es perfecto.
Sort:  

Muy bonita historia @viannellys, hacen muy bonita pareja

¡Gracias! :)

Qué hermoso, por poco me haces llorar. Felicitaciones por tan linda historia <3. Te invito a leer la mía https://steemit.com/castellano/@mariateresa/concurso-provenezuela-enamorado-mi-historia-de-amor

¡Gracias! ya te leo :)

Buen relato.

¡Gracias!

Muy buen post amiga, me gusto mucho :D

¡Gracias amigo!

No creo en las casualidades, seguramente ninguno de los dos obtuvo el empleo y su simple mision era conocerse allí, muy bonita historia, me siento identificada contigo, yo todavia estoy en la etapa de negación pero por dentro soy una romantica sin remedio, espero que les siga yendo grandioso en su relación. ;) Muy bonita historia.

¡Gracias chica! bueno él si obtuvo el empleo, yo no porque cuando me llamaron ya tenia empleo. Pero si, al final la voluntad de Dios era que nos conociéramos. Comprendo como te sientes, es como una guerra entre el corazón y tu yo... te aconsejo que dejes todo en manos de Dios, que sea su voluntad.

Buen story time.

@viannellys gracias por usar VxV

Disfruta del amor en su día!

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