Abejas en extinción: Un suspiro artificial

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Se decía que el cielo era de otro color, y que el sol era una gran esfera que brillaba más que las baterías que nos mantienen con vida.

Solo quiero que sepan que los perdono, por un tiempo los odié por su ignorancia. Finalmente hice las paces con eso, hice las paces con todo. Aun cuando mi muerte sea próxima, es un destino mejor que vivir como lo hemos hecho.

En esos viejos libros que encontré apenas pude reconocerme. ¿En qué momento los hombres nos abandonamos? Antes no eran necesarias las máscaras, ni las bolsas de aire. Antes no necesitábamos de una batería. Antes había plantas, y la comida crecía de ellas. Solían existir más animales.

¿Qué sucedió con todo eso? ¿En qué fallamos? Matamos la vida, y creamos una imitación artificial de la misma. Todo es gris y sucio. Antes solíamos tener alma, ahora esa palabra ni siquiera se menciona.

Otro golpe en mi pecho me sacó de mi trance. La multitud a mi alrededor está enardecida. Me arrastraron por unos escalones, donde todos pudieran verme. Otro golpe a mi pecho, pude sentir mis bolsas de aire fallando. Mi sangre, tan negra como las aguas que corrían a mi derecha, se me escurría de la boca. Miré a la multitud, seres artificiales, alterados con metal para sobrevivir en un mundo que ya estaba muerto. Observé como a un hombre que no dejaba de gritar se le escurría suero de entre los dientes.

Están siendo castigados, y no lo saben. Solo quería hacerles ver la verdad, pero ya olvidaron.

Miré arriba, rogando que el denso humo me permitiera ver el cielo gris una última vez. Quería llorar, pero hasta de eso éramos incapaces.

El humo no cumplió con mi deseo.

Metieron la mano bajo mi camisa, a la altura de mi corazón, justo donde está situada nuestra batería. La removieron de un solo tirón.

Sentí la energía abandonando mi cuerpo, perdía control de mis extremidades, las bolsas de aire en mi pecho dejaron de funcionar. Todo se hacía oscuro. La única diferencia, es que en esta oscuridad me libraría de la miseria.

Detrás de la multitud, algo llamó mi atención. El letrero de un bar en letras fluorescentes. El nombre me dio igual, fue la figura lo que me importó. Era una criatura ovalada y regordeta, con una pequeña cabeza circular, su cuerpo estaba cubierto de franjas negras y amarillas. Dos alas se extendían a los lados, y tenía una especie de cuerno en su parte trasera.

Que criatura más bonita. Me pregunto si habrán existido tiempo atrás, y como habremos sido mientras ellas vivían.

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