¿Por qué escribir ...?
Se podrían dar muchas respuestas para esta pregunta. Sin embargo, aquí consideraremos algunas:
¿Por qué escribir?... Porque la gente está leyendo.
Ok, alguien está intercambiando una fracción de tiempo de su vida para asimilar las palabras que ofrezco, por la razón que sea.
Entonces, ¿qué debo entregarles a cambio?
¿Otra dosis de una docena de opiniones e información que realmente no enriquece la experiencia del lector? O quizás debo ofrecer un regalo, que al abrirlo, pueda transformar la forma en que el lector ve el mundo o a ellos mismos?
¿Por qué escribir?... Porque es una oportunidad de servir.
Tal vez para entretener, para poner sonrisas en las caras, para llevar la risa profunda a los estómagos y para calentar los corazones.
Quizás para inspirar. Para elevar espíritus. Tocar y mover almas.
Podríamos enfocar la escritura como un pasatiempo a medias, haciéndolo por las recompensas, algunos elogios o la satisfacción personal de la expresión creativa, también podríamos abordarlo como un medio para transmitir información que activa potenciales dentro de los lectores.
¿Por qué escribir?... Porque podría hacer la diferencia. Grande o pequeña.
De formas que quizás nunca sepamos, sin embargo, escribir puede cambiar el mundo para bien.
De alguna manera, nunca lo podría predecir, pero quedaríamos maravillados si nos diéramos cuenta de cuán profundamente nuestro don de servicio haya podido alterar el curso de la vida de alguien más, así como las nuestras han sido alteradas por las palabras de nuestros maestros o padres.
Debido a que nuestras vidas se han transformado mágicamente a través de la visión e información que otros nos han transmitido a través de sus escritos, también podemos tener ese efecto en los demás a través de nuestras palabras.
Y tal vez el impacto nunca será enorme y dramático.
Sin embargo, quién sabe qué pequeño cambio puede llevarnos a la línea del deber, realmente no sabremos si alguna vez sembramos en alguien mas alguna pequeñas semilla que puede brotar en un año más tarde, cuando todas nuestras palabras hayan sido olvidadas hace tiempo.