Uno de los requisitos más fundamentales de un sistema económico capitalista -y uno de los conceptos más incomprendidos- es un sólido sistema de derechos de propiedad. Durante décadas, los críticos sociales en Venezuela se han quejado de que los derechos de "propiedad" con demasiada frecuencia prevalecen sobre derechos "humanos", con el resultado de que las personas son tratadas de manera desigual y tienen oportunidades desiguales. La desigualdad existe en cualquier sociedad. Pero el supuesto conflicto entre los derechos de propiedad y derechos humanos es un espejismo. Los derechos de propiedad son derechos humanos.
Con un puntaje de 98.4 en derechos de propiedad, Singapur es un país rico donde los derechos de bienes muebles e inmuebles están bien protegidos, los contratos se hacen cumplir y los procedimientos de registro de propiedad son eficientes. Singapur tiene uno de los regímenes de derechos de propiedad intelectual más sólidos del mundo. El sistema judicial es generalmente eficiente e independiente. Singapur es uno de los países menos corruptos del mundo.
Con un puntaje de 5.2 en derechos de propiedad, Venezuela es un país con hambre y pobreza que ha sido eviscerado por años de control de precios, nacionalizaciones, exceso de regulación y expropiación directa. Las empresas que no están ya nacionalizadas enfrentan amenazas si se consideran que carecen de compromiso con los objetivos revolucionarios. La judicatura está muy politizada y el estado de derecho, como se entiende tradicionalmente, ha dejado de existir. La corrupción es generalizada en medio de tasas en espiral de crímenes violentos.