Hace unos años que el clima se nota crispado, se perciben vulnerabilidades climáticas sin tiempo de recuperación entre caso y caso.
Resulta curioso cuanto menos que, en pleno 2018, se niegue la existencia del mismo, autoridades como Donald Trump insisten en asegurar que todo es una habladuría de los hippies de green peace. Se firman acuerdos que no solucionan nada y para más inri, suelen incumplirlos la mayoría de países implicados.
No hay duda que sabor del petróleo es goloso. Nuestros sistema mundial se basa en la explotación de minerales fósiles no renovables. Es sumamente lucrativo económicamente pero un desastre medioambiental que no seremos capaces de asimilar como especie.
Tenemos que recordar que, el ser humano y resto de especies que nos hemos llevado, estamos llevado y llevaremos por el camino de la extinción somos perfectamente prescindibles para nuestro planeta.
Nuestra huella medioambiental en los últimos 150 años ha condenado un planeta con mas de 35mil millones de años, por lo que tarde o tempranos las fuerzas de la naturaleza nos eliminaran, ya que no somos responsables ni cocientes del planeta que tenemos como hogar.
La aportación individual de cada uno puede hacer revertir en su justa medida nuestra huella medioambiental.
Ya es demasiado tarde, pero aún podemos hacer que dure lo menos posible.
No sigamos condenando a nuestros hijos y nuestros nietos a un futuro como en el inicio de los tiempos... todo reducido a la supervivencia básica.
Abramos los ojos. Actuemos, en nuestra manos y conciencia está el cambio.