Al adicto le cuesta aceptar esa condición psicológica, ya que, normalmente, actúa por instinto; el control y el sentido común se esfuman. Manda la adrenalina; de eso están conscientes los dueños de estos locales. Por ello junto a las fichas para jugar ofrecen licor. Eso aumenta el descontrol del jugador.
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