Jesús fue glorificado por Dios, su padre, eso queda claro cuando dice: Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. Juan 17:5
Pero también hay que recordar que Dios hizo creación para que le adoremos solo a Él, y es claro en su palabra, Él es un Dios celoso y no comparte su gloria con nada ni nadie. Yo soy el SEÑOR, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas.
Dios no está presente en esculturas hechas por hombres. No nos engañemos, cuando estamos hablándole o pidiéndole a una escultura (sea una virgen, un santo determinado, o cualquier otro ídolo), no, estamos adorando a Dios, pues El no habita en ídolos tallados. El abomina al que esto hace y su ira esta sobre tal persona. Esto despierta el celo y la ira de Dios sobre nuestras vidas, porque no estamos creyendo en el poder del único Dios todopoderoso para resolver nuestros problemas, ignorando su autoridad para derivarla a otro dios creado por nosotros mismos a través de generaciones.