Todos somos hijos de Dios y “ÉL” nos hizo a su imagen y semejanza. Dios no quiere que haya distinción ni quiere execrar a nadie, somos los humanos que con nuestras acciones nos distanciamos de Dios.
Todo aquel pecador que se arrepienta de corazón puede ser perdonado.
Conozco el caso muy particular de un Homosexual que era muy famoso en mi pueblo Y se hacía llamar “LA LUPE”, esta persona tenía un prostíbulo y a toda fiesta que había se presentaba y montaba un espectáculo.
Ya entrado en años decidió aparatarse del camino de la homosexualidad y hoy día es un hombre de Dios, pues es un predicador de la palabra y hasta pastor o ministros (Como le dicen) es en una iglesia. Solo Dios que puede ver dentro de su corazón sabrá si su arrepentimiento es de verdad o solo es otro farsante.