Esta será la primera vez que las plazas en la isla no se verán trabajadores –el pueblo- como ha venido sucediendo año tras año para “celebra” el día del trabajador.
Como es sabido, el Primero de Mayo o El Día Internacional de los Trabajadores, es la fiesta del movimiento obrero mundial. Una jornada en la que habitualmente se hacen reivindicaciones sociales y laborales.
Pero en el socialismo, como supuestamente ya se desfrutan de esas ventajas sociales, pues no hay nada que reclamar y por tanto, los gobiernos confiscan la actividad y la organizan como una gran fiesta, un carnaval en el que todos están conminados a agradecer por el “paraíso laboral” alcanzado.
Y la verdad es que ni Lenin, ni Stalin, ni los Castro dedicaron horas de su vida al trabajo asalariado, nunca fueron obreros. Se consideran a sí mismos como miembros de una vanguardia, un séquito de elegidos, capaces de interpretar el sentir del proletariado.
Por estos días de pandemia, los medios oficialistas hacen referencia a la gran marcha que este año no se llevará a cabo, pero que será recordada, según ellos, desde los hogares.
“Para nosotros los cubanos”, declara un articulista del periódico Trabajadores en su edición del miércoles, “un punto algo notorio de la sociabilidad, calurosos y efusivos hasta el no cansancio, será difícil no poder encontrarnos en las calles y celebrar tantas cosas, estar juntos toda la familia y compartir orgullos profesionales y entidades”.
Y la verdad es que, como es el sentir popular, para la gran mayoría de los que se suman a esos desfiles anuales, el acto no constituye un placer en sí, un paso voluntario, sino forzado por la realidad de continuar por años sometido a los caprichos del único empleador: el Estado, ese ente misterioso que a modo de religión se apropia de los rincones, no solo de las fábricas y las empresas, sino en los hogares… y de la vida íntima.
Muy buen análisis Díaz. El Estado socialista maneja el empleo como un gran monopolio, decide salarios, condiciones laborales, toma el control absoluto de los sindicatos y mutila derechos. ¿Qué logros habría que festejar bajo semejante humillación?