Capítulo XX
Liam miró el reloj de pared y se dio cuenta que faltaban quince minutos para su pequeña “cita clandestina” con Savannah en el lado de la piscina. Aún no estaba seguro si debía de ir, sin embargo, de manera automática, recogió la toalla que estaba tirada en el piso y se lo colocó en la nuca. Dio un último vistazo al Gym privado de Alexander y se alejó cerrando la puerta.
Fue directamente a su cuarto para ir al baño y darse una ducha, no quería pensar en que iba a ir a ver a Savannah porque muy dentro de él, le daba ansiedad saber lo que quería hablar, no quería que tocara el tema de lo que vio aquel día, después de todo qué le iba a decir “no recuerdo nada de lo que hago en el killbox”, le iba a creer un loco.
Frustrado salió del baño para vestirse con un pantalón deportivo de marca nike y una camiseta sin mangas, cuyo estampado era de un grupo de rock llamado Nirvana. Se perfumó y al ver que faltaban cinco minutos se dispuso a ir hacia la piscina.
El ojigris ya tenía en la cabeza lo que le diría a Savannah “no quiero hablar del tema” “si lo que viste te asustó, entonces no sé que haces aquí a solas conmigo” “no deberías drogar a tu esposo”.
Vio la figura de una mujer sentada en la orilla de la piscina con los pies metido en el agua, su cabeza giró y al ver a Liam, sonrió de lado para levantarse y acercarse a él. Liam en todo momento la acompañó con la mirada para escanearla de arriba hacia abajo, sus ojos se oscurecían a medida que ella daba un paso cerca de él, su corazón comenzó a acelerarse cada vez más y sus labios se entreabieron al sentirla tan cerca.
Liam de repente quiso ser normal, quiso tener un empleo aburrido, con una perrita llamada Lulú, quiso tener una casa pequeña pero acogedora; el ojigris quiso poder ofrecerle a ella así sea un lugar para vivir pero eso no ocurriría.
Él respiró hondo para poder hablar pero ella se le adelantó.
—Sabía que vendrías— Ella lo miró a los ojos mordiéndose el labio inferior
—¿Qué quieres?—Preguntó sin rodeos el ojigris
Ella soltó un suspiro y le sonrió tímidamente
—Necesitaba hablar contigo acerca de algo importante, por eso he desactivado las cámaras de seguridad
—¿no será sospechoso?—Preguntó desconfiado
—No, porque en realidad no lo desactivé, lo congelé. Supuestamente está grabando, pero en realidad está grabando algo ya grabado, no sé si me sigues —Preguntó algo dudosa la morena a lo cual él asintió no muy seguro.
Savannah le tomó la mano para guiarlo a las sillas reclinables de la piscina y sentarse en una de ellas invitándolo a hacer lo mismo
Liam se cruzó de brazos tomando una postura a la defensiva, él no estaba dispuesto a hacerle notar que ella de algún modo alteraba su control
—Sé que te estarás preguntando de qué quiero hablar
Liam se limitó a asentir sin despegarle los ojos
—Necesito que me digas por qué haces todo eso, por qué te prestas a pelear.
Liam se puso rígido, definitivamente estaba esperando preguntas pero escucharla lo hacía todo más real
—Si es todo lo que necesitas, ya me puedo ir porque no te diré nada. — Liam se levantó para irse pero Savannah fue más rápida en tomarle la mano, ella se levantó para abrazarlo con fuerza
—Sé cómo tratas a Aubrey, por ende, no tiene sentido que seas tan bueno con alguien y tan malo después con los demás
Liam dejó los brazos a los lados sin ninguna intención de abrazarla de vuelta, decirle todo lo que había pasado era abrir las cicatrices de su corazón y de su vida y ella no era nadie para saber esa parte de su vida, así como así
Por otro lado Liam aprovechó la oportunidad para murmurarle
—¿Tú me dirías por qué siendo esposa de él, me besaste la otra noche?
Savannah enarcó una ceja con una sonrisa traviesa para subir sus manos hacia el cuello acercándolo hacia ella con el fin de susurrar en su oído
—Tal vez—
La joven se quitó la blusa revelando el top de un traje de baño negro, luego se desabrochó el botón de su short y se lo bajó para dejar a la luz el bikini. Liam la recorrió sin pudor, sus curvas lo hacían temblar y sus expresiones le hacían desear.
Ella se alejó de él mientras se acercaba a la piscina y meterse de un chapuzón, Liam tenía la boca seca y su respiración agitada, jamás en su vida había deseado a alguien como en ese momento deseaba a Savannah. Se acarició la nuca indeciso de lo que debía de hacer pero tan pronto vio a la chica, al otro lado de la piscina, haciendo ceña para que se acercara; sus dudas fueron aclaradas.
—Jodido infierno— Murmuró Liam para luego quitarse él su camiseta, sus zapatos junto con las medias y luego su pantalón deportivo. Antes que se arrepintiera, él entró en la piscina agradeciendo que en sus entrenamientos cuando era pequeño, lo obligaran a estar en la piscina para ejercitar los brazos.
Nadó hasta ella y en un movimiento puramente primitivo, la tomó de la cintura, ella lo rodeó con sus piernas y la besó con mucha pasión. Liam se sentía muy bien cuando estaba junto a ella, sentía que nada era suficientemente malo en ese mundo. Sentimientos positivos que no podía creer que un alma tan negra como la que él tenía sea capaz de sentir algo tan puro por una persona.
Ella mordió lentamente su labio inferior donde hizo que el soltara un pequeño gemido de placer
—¿Me vas a decir por qué engañas a tu esposo?— Preguntó Liam mientras baja lentamente sus manos hacia sus glúteos para cargarla mejor
—Todos guardamos secretos y ya llegará la hora cuando sepas el por qué hago lo que hago Liam, por ahora no quiero meterte en tantos problemas—
Él pareció meditar sus palabras mientras la veía a los ojos, quería entenderla, pero una parte de él desconfiaba. Respiró hondo para asentir lentamente.
Ella se salió de la piscina y seguidamente salió el. Tomó el pantalón para ponérselo enseguida y ocultar así su erección.
Aquello no pasó desapercibido para la de ojos café, sin embargo, no dijo absolutamente nada referente a ello.
—Voy a entrar al baño a cambiarme, ya vuelvo—
El asintió y se sentó en la silla para jugar con su camiseta mientras miraba como se alejaba la figura femenina meneando su trasero. Él de pronto se imaginó varios escenarios juntos donde él estuviese acariciando aquel monumento creado por los Dioses. Escuchó el sonido de un teléfono y miró hacia abajo. Frunció el ceño al ver que era el teléfono de Savannah, pero lo que lo dejó más desconcertado fue lo que decía ya que su Iphone siempre revelaba los mensajes entrantes
“Ya la operación fue completada, le logramos sacar 40 millones de dólares a tu marido, jajaja”
Liam tomó el teléfono y subió la mirada para encontrarse con la cara de Savannah.
—¿Le robaste 40 millones de dólares a Alexander?—
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