Impuesta por las fundaciones
Después de cuarenta días ya ayunado.
Para el reptil bastardo, año tras año.
Uno de los marineros comenzó a gritar muy fuerte.
Por la noche, sus zapatos.
Incluso aquí, y no solo en sueños.
Se dignó venir a la boda.
Pero aun mantra incompleto.
Sí pero no hablemos de máquinas ya.