El santo no es el que ora a dios.
Imagina, permítete rendirte.
Excepto con mano amiga.
Cuando era imposible salvar nada.
Vamos a esperar por él.
Y así lo prometió Cristo.
Es simple, como con el canal en el interruptor de TV,
No te conocía y dónde estás, no sé.
Ya estamos en tu cuarto.