Venganza

Scraaaatch… .Scraaaatch….

Los ojos de Paco se abrieron con una sacudida. ¡Ese sonido otra vez! Aunque conocía el origen, aún contorsionó su cuerpo y miró hacia abajo desde la litera superior. Sí, ahí está, la dama que está en el camarote inferior está tratando de abrir el contenedor de aspecto oxidado que guarda su tesoro: la mezcla Meetha Paan. ¡Se ha abierto cinco veces en las últimas cuatro horas! Paco observó.

Paco aprecia los viajes en tren, especialmente cuando el precio de un boleto 2A está casi a la par con un boleto aéreo de Clase Económica y se le sirven alimentos y bebidas a intervalos regulares. Este viaje comenzó con mucha promesa. Estaba muy feliz de ver el hermoso combo madre-hija en su compartimiento. Pero desde el inicio, la madre parecía poco atractiva y sobreprotectora de su hija. Tal vez sea su mirada hippy lo que la molestó. Sin embargo, eso no le impidió a la hija robarle las miradas. Se sintió mejor.

La incomodidad pronto cambió a animosidad. Ella se quejó de que no cabían en los asientos porque él no era lo suficientemente complaciente; ella pateó sus sandalias en la litera inferior cuando accidentalmente las pisó; y cada vez que intentaba disfrutar del paisaje fuera de la ventana, ella pensaba que en realidad estaba mirando hacia su hija y trataba de distraerlo. Y entonces ella abría el recipiente de la mezcla paan de vez en cuando, y los fuertes sonidos de rasguños que emitiría la tapa enviarían señales de socorro por cada vena de su cuerpo. Paco había tenido suficiente. Se subió a su litera y trató de dormir.

Lo que lo había despertado de su sueño no lo supo primero. Pero se dio cuenta de que lo que lo estaba quemando era ira, cólera candente. Y precisamente esta emoción que había estado tratando de suprimir durante el último año. Cuando Riya lo dejó para siempre, quedó petrificada. “¡Eres un animal cuando estás acorralado! ¡Nunca supe que un hombre decente como tú pueda comportarse así cuando está enojado! Ve a ver a un psicólogo.

Él sabía que ella tenía razón. No pronunció una sola palabra. Después de media hora, acaba de levantar cuatro macetas de patabahar de su balcón y tiró desde la ventana del sexto piso de su apartamento.

Ahora Paco solo sabía que debía devolver el golpe de alguna manera; Si no puede infligir ningún dolor al agresor, su cabeza simplemente explotará. Se levantó como un maníaco. "Señor, sus bocadillos".

Paco miró hacia abajo. El chico del IRCTC de ojos sombríos había venido con la bandeja de bocadillos de la noche. "¿Te sientes bien?" Sonaba realmente preocupado. Debió haber visto las corrientes de sudor en la cara y el cuello de Paco. Paco se calmó de repente. "Estoy bien. Solo tuve un mal sueño ”, contó.

Paco comenzó a preparar el té. Y luego, de repente: SLOP! Una mosca, de Dios sabe dónde, había aterrizado directamente en el agua hirviendo. Estaba en agonía. Intentó saltar, pero no pudo. Fue momentáneamente indefenso, no en control. Paco miraba con gran atención. Nuevamente comenzó a pelear, batiendo sus alas húmedas. Casi logró llegar. ¡No podía permitir que eso sucediera! Con un delicado golpe del palo de plástico que Paco sostenía para agitar el té, volvió a poner la mosca en el líquido. Ya no se movió más.

"Un sueño glorioso. O tal vez está bajo alucinación hipnagógica ”, reflexionó Paco. Abrió su diario y escribió: "La venganza es un plato que a veces se sirve mejor caliente".