Honestamente no sabia que hacer para el título en español, ya que cuando me imagine el artículo, estaba centrado en una frase; “The 80 Million Dollar Man”,la cual suena como el título de una película en blanco y negro: me encanta.
Mucho se ha dicho sobre la venta de Virgil Van Dijk, la mayoría de ello es cierto: tras pasar un tiempo lesionado, Van Dijk no parece merecer convertirse en el defensa mas caro de la historia, especialmente si consideramos que no ha mostrado nada que nos haga pensar que se convertirá en el mejor, hasta ahora “VVD” solo me ha demostrado que sabe desempeñarse en un equipito como el Southampton.
Sin embargo debo decir que algunas de las críticas que se están haciendo no vienen con las mejores intenciones, ciertas comparaciones para ser más específico, me han hecho incómodo.
VVD no es Puyol o Thuram, pero tampoco es Pedro el perro-calentero, compararlo con prospectos como Yerry Mina es un despropósito, uno entiende el concepto detrás de la comparación, puesto a que al comparar las cifras tras ambas ventas es imposible negar que la diferencia de talento entre ambos jugadores no merece la disparidad entre los precios de fichar.
Y si, entiendo que detrás de Mina hay un potencial, respaldado por sus más recientes actuaciones, que quizás merece una figura más llamativa para su fichaje, en eso estoy de acuerdo, pero tratar de usar el contraste entre un fichaje más “humilde”, con la inflación desenfrendada del mercado inglés, solo con el propósito de malograr la imagen de Van Dijk, me parece un desastre.
Tras haber anotado un gol en su debut con los “Reds”, nadie está acusando a Virgil de ser el mejor defensa del mundo (salvo alguno de los fanáticos más ilusos del Liverpool), y eso está bien, no podemos dejar que un número nos prohíba disfrutar de este gran jugador, y a pesar de colocar sobre este una gran expectativa, les puedo asegurar que el jugador no es el milagro que el Liverpool necesita para salvar el fiasco que es su defensa.
Pero es un comiezo.