desde mi balcon
observando la noche y sus escarchas en las lejanas montañas
espesa la noche y frio el viento
suspira tangible mi alma
esperando con ansias el dulce color del alba
el señor siempre presente
vigila sigiloso la morada
dulce morada inerte del renacer de mi alma
coquetos rubios dansantes
juegan al viento cesante
gotas de lluvia tocan la mejilla de la loma dorada
silente mirada y tenue titilan eternas
Este poema ha llamado mi atención.