En la vida hay gente que te suma. Y gente que te resta. Al principio de la vida tú intentas agradar a todos, soportar a todos, y tener cerca a todos. Hasta que un día ya no te importa nada y sacas de tu vida a todo aquel que te intoxica.
Porque ya no permitirás que nadie te complique la vida. Y es obvio que muchos se sorprenderán, o hablarán mal de ti. Pero no importará demasiado, porque tú vivirás en paz. Y claro... tu tranquilidad no tiene precio.
Tu felicidad va primero.