"Del Mismo Lado" Es una historia sobre un chico llamado Jared que mediante enseñansas de su vida comprueba la existencia de el cielo y de el infierno.

in #analisis7 years ago

Del mismo lado
Desde el momento en que supe que el “cielo” y el “infierno”, el “bien” y el “mal”, “arriba” y “abajo” “dios” y el “diablo”
existían nunca estuve seguro de cual es cual, quien es quien, o si quiera de qué lado estar.

Mi nombre es Jared Riverson, soy un chico de la ciudad, tengo 16 años y aun que mi edad es corta he pasado por más de una cosa. Cuando tenía 8 años mi padre era un ladrón de primera, en cuanto la policía supo que él era el causante de
más de cinco grandes robos a la semana en la ciudad de Rutherford, lo asesinaron sin piedad, una semana después de
haber estado prisionero. Cumplí 9 años el 23 de agosto, mi madre era psicópata drogadicta, en tres ocasiones intento
envenenarme, nadie se enteró pero yo pude darme cuenta cuando servía la comida en tazones de plastico, porque
podía ver el polvo blanco que mi padre solía echarle a las ratas…no soy tonto es claro que era veneno; mis tías la
recluyeron en un hospital psiquiátrico en más de dos ocasiones. Luego de dos largos años mi madre pudo recuperarse,
me sentía contento de ver a mi mama salir de ese hospital; al salir ella solo me miro con cara de asombro y angustia y
fue a hablar con mis tías, mi felicidad se había convertido en tristeza al ver que mi madre no mostro ni un poco de
alegría al verme. Pude ver que mi madre y mis tías hablaban con mucha preocupación pero no sabía de que estaban
hablando, lo único que logre escuchar fue que mis tías dijeron:-
-“No puedes dejarlo, necesita a alguien que lo cuide”
Vi que mi madre solo lloraba, y me preocupe, luego mis tías me montaron en su auto, yo no podía parar de preguntar a donde había ido mi madre, que había pasado con ella, y a donde me llevaban. Lo que había pasado era que en el momento en que mi madre me vio, sintió tanta vergüenza por todo lo que me había hecho pasar que dejo a mis tías a
cargo de mí; yo sabía que no se harían cargo y efectivamente…no lo hicieron.
Me llevaron a un orfanato, fue triste y aterrador al mismo tiempo, pero creo que no había otra opción para mí.
Estuve allí, por dos semanas, era lo peor, nos daban de comer solo en la mañana, solo podíamos ir al baño dos veces al día, una para bañarnos y otra para cosas personales, no podíamos opinar, entre otras cosas que solo de mencionarlas
me dan escalofríos…
No soportaba estar con esos niños conformistas, y esas personas tacañas que solían “cuidarnos”, así que hui a las calles una noche oscura y sola; viví ahí por un tiempo, todos me ignoraban, es lo peor para un niño de tan solo 9 años de edad. Una noche oscura y fría un hombre de aspecto extraño se acercó a mí y me dijo con voz sarcástica:-
- Es agradable vivir en las calles! cierto?
Asustado le respondí, con una voz baja y temblorosa mientras salía el frio de mi boca:-
-…No…
-Ven conmigo. dijo
-Vas a matarme?. Pregunte.
-Por qué haría algo como eso?
Yo sin pensarlo dos veces acepte su propuesta y me llevo consigo.
En el camino, le pregunte:-
-A dónde vamos?
-A casa.
-Cómo te llamas? no se tu nombre
-No creo que quieras saber eso.
-…Por qué?
-….
Me dejo con la intriga, no me dijo nada, ya estaba empezando a dudar de el, pero en verdad no quería quedarme en las calles de nuevo.
Por fin llegamos a su casa, todo era muy bonito era una gran casa blanca con un hermoso techo de madera, habían estatuas por todos lados, habían flores de muchos colores y todo era muy tranquilo; ansiaba las ganas de entrar, al ver mi cara de asombro me pregunto:-
-alguna vez viste algo como esto?
-No, nunca, ni en mis sueños más alegres
-pues…bienvenido a mi casa
Al entrar, era más de lo que yo esperaba, todo era de cristal, y habían espejos por todas partes, habían lámparas que alumbraban toda la casa…era “el paraíso”. Viví con el por mucho tiempo, comía cuando yo quería, iba al baño cuando me daba la gana y hacia casi todo lo que yo quería hacer, pero aun no quería decirme cuál era su nombre.
Pasó el tiempo y fui creciendo, tuve mi primera novia a los 14 años, se llamaba Olga, era perfecta, pero me dejo, dijo que estaba loco. Seguí a delante, pasaron los años, aun vivía con el hombre “extraño”, “ya había olvidado a Olga”, quería conocer a personar nuevas ya que el único amigo que tenía era Wayat, un chico que conocí en la tienda de historietas que me busco conversación, ya que habíamos elegido la misma historieta de superhéroes, recuerdo sus palabras como si hubiese sido ayer y ya han pasado dos años y medio, me había dicho:-
-Oye te gustan las historietas de superhéroes?!!!
-Sí, me gustan, y a ti?. Le respondí; quise ser amable, ya que lo que yo quería era sociabilizar
-Por supuesto! Son mis favoritas, en realidad mi favorita es…
Y así surgió nuestra conversación. Con el tiempo nos hicimos amigos, hasta el día de hoy lo somos, pero me siento solo, quiero conocer, descubrir, aprender, así que un día le dije a Wayat:-
-Oye Wayat…me siento algo solo, no te ofendas, eres mi amigo, pero quiero conocer chicas, y a otras personas. Sabes? es difícil no tener a nadie, aparte de ti claro.
-Sabes que eres mi a migo, y te ayudaría en todo lo que pudiera; porque no vamos y te presento a unos cuantos amigos?. Me contesto.
Sin dudar, acepte y le agradecí mucho por su apoyo; conocí a muchas personas, fue muy agradable, pero conocí a una chica muy peculiar, su nombre era Mildret, tenía un cabello rizado, y unos ojos cafés, que me envolvieron al verla.
Paso el tiempo, ya era 23 de agosto, día de mi cumpleaños, estaba cumpliendo 16 años, la edad que tengo actualmente. Todos los que conocí me felicitaron, Wayat, Byron, Bill, Mildret, y… El hombre extraño con el que vivo; todas esas felicitaciones me hacían sentir bien, sobre todo la de Mildret, pero había algo que no me dejaba la mente en paz; el “misterioso” nombre del extraño, sigo sin saber el por qué no me lo dice. Fui inteligente, fui a su habitación, toque la puerta y me dijo:-
-Pasa, que quieres?
-Quisiera hablar con usted un momento.
-Aja, que quieres hablar?
-Sabe que hoy es mi cumpleaños, y… bueno desde que vivo aquí con usted hace 7 años no se su nombre; y no puedo dejar de pensar en el por que no me lo ha dicho, así que me gustaría, que me dijera, ya soy grande y es mi cumpleaños.
-Jared, crees en dios?
-La verdad, no sé quién es el

  • Él es… el creador del mundo, el que se sacrificó por todos nosotros.
    La verdad si había escuchado de ese tal Dios pero no sabía quién era.
    -Usted es Dios? Le pregunte
    -No soy dios!, sabes qué?, ya eres lo suficientemente grande para vivir solo; ten 10 mil dólares, cómprate un lugar para vivir, consigue un trabajo y se independiente. Dijo eufórico y molesto.
    Salí de la habitación muy molesto y pensativo, sabía que no iba a vivir tranquilo con ese hombre que ni siquiera sabía su nombre así que seguí su concejo, al tiempo me fui de la casa y viví solo, con la poca comida que me había llevado d la casa del extraño hombre.

Pasaron los meses, ya no me quedaba comida, nadie quería darme trabajo por la sencilla razón de mi nombre y apellido Jared Riverson, pedí explicaciones y el único que me dijo fue un oficial de policía. Mi padre se llamaba Jean Riverson, él era el peor ladrón de la cuidad y todos se hacían creer que ese apellido no existía, que era prácticamente un rumor, ya de mencionarlo era un delito, y mientras tuviera ese apellido nadie me daría empleo, al menos en esta ciudad, y además aun no soy mayor de edad.
Viví solo, sin trabajo, mis amigos me dejaron, no tenia como subsistir, así que pensé en mi padre, no quería volverme como el, pero no pensé que iba a ser tan duro vivir solo, en la pobreza.
Cuatro meses después comenzaron a salir periódicos con la noticia de robos en los bancos, tiendas, negocios y asesinatos. Desde ahora vivo en las sombras y ocultándome de mí mismo, solo pudiendo salir en las noches. Una mañana me vi en el espejo y me puse a pensar en todas mis acciones; me había convertido en mi padre, en el hombre con más delitos en toda la ciudad, solo podía pensar en lo que yo había hecho y en la gran depresión que tenía.
Pasaron los años cada vez me sentía más mal, y cada vez empeoraban los delitos.
Una pareja de adolescentes fue secuestrada a mitad de la noche…
Tres robos de banco en la semana…
Más de 7 personas fueron asesinadas en la avenida…
"no se sabe quien es el delincuente, pero al averigurlo la policia tomara medidas extrem..."

No podía parar, sentía que no era yo; una noche Salí a tomar aire y a despejar un poco mi mente, escuche unos pasos a tras de mí, a la primera los ignore; luego los seguía escuchando, sentía que ya era mi fin. Decidí volver a casa, estaba asustado; cuando ya estaba a punto d llegar, los pasos se aceleraron y al instante alguien salto sobre mi… era la policía, no sé cómo me encontraron, ni como supieron que yo era el causante de todos esos delitos, me llevaron a prisión, en el camino solo me golpeaban y no paraban de golpearme. Estuve tan solo tres días en prisión, ya sabía lo que pasaría después; me asesinarían, y eso fue lo que pasó, me asesinaron, sufrí pero lo merecía; creo que ya era hora de saber cuál era el cielo y cuál era el infierno.

jared murio y su alma no fue al cielo, ni tampoco fue al infierno, Jared era un alma aferrada a la tierra en un plano terrenal, dianbulando por las calles sin poder descanzar en "paz" gracias a si mismo; el bien y el mal lo creamos todos.

Y así Jared aprendió que no existían los dos lados separados que todos presumían; arriba “cielo” abajo “infierno”, la tierra lo era todo; él siempre estuvo del mismo lado.

Autora: Maria Fernanda Salas Hernandez.