Estamos acostumbrados a dar nuestra opinión por todo, a decir las cosas sin filtro, a comentar todo en redes, a decir todo lo que se nos viene a la mente cuando nos molestamos, incluso a hablar exageradamente alto. A hablar, hablar y hablar.

Jesús, con solo leer esta frase me remití a mis veintenas. Esa era yo antes de llegar a finales de la veintena, cuando me di cuenta de que he metido la pata por hablar de más en numerosas ocasiones y sin darme cuenta 🤦‍♀.

Justamente de ese mismo tema he estado reflexionando en estos últimos días; de que últimamente he preferido contar mis cosas a pocas personas en lugar de a todo el mundo, de que prefiero esperar a que la gente me cuente sus cosas para escucharlas, y ante todo no dar consejos a menos que me lo pidan, porque creo que si la persona te cuenta algo es porque necesita que le escuchen.

¡Un abrazo, Zul, y que tengas un bonito día!